Judy Garland fue una niña sin infancia que enamoró al mundo los dos años que se subió a un escenario. Tenía un talento a la altura de sus desgracias, adiciones y carencias afectivas. El director Rupert Gold (Una historia real) y el guionista Tom Edge (Cormoran Strike, The Crown) no transmiten la magia y el glamour de esta gran estrella del cine. Aunque la película tiene un buen arranque, son muy pocos los minutos de grandeza en los diálogos, las situaciones, la planificación o la música. Es un retrato inerte, correcto en el peor sentido de la palabra.
En los últimos años el cine y la televisión han ofrecido biopics de mucha más altura como Rocketman, Bohemian Rhapsody, Feud: Bette and Joan o Fosse/Verdon. Judy se queda en terreno de nadie: un lugar en el que jamás puede brillar una estrella como Judy Garland.
Calificación: 6
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