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Números rojos
Veo con estupor la taquilla española de la última semana. Ninguna película llega al millón de euros y la primera en la lista sigue siendo la entretenida El príncipe de Persia con más de 7 millones de euros acumulados. Desastre total para intentos tan fallidos como El retrato de Dorian Grey, Sexo en Nueva York 2, Crónica de un engaño, Campamento Flipy y La última canción. Por fin Hanna Montana recibe un justo castigo a tanta mentira publicitaria y al tardío uso de la lencería (lamentable el espectáculo que protagonizó en el concierto en Madrid de Rock in Río con David Bisbal de rehén). Ni cantas ni actúas bien Miley, todos lo sabemos. No te empeñes ahora en imitar inútilmente a Shakira.
"La tormenta de hielo": Una gran disección de Ang Lee
No es nada sencillo encontrar esta joya de Ang Lee sobre los efectos traumáticos de la revolución sexual en Estados Unidos. Pero el esfuerzo merece la pena. Una de esas películas que sugiere muchas cosas gracias a un guión perfecto y a un reparto estupendo (Kevin Kline, Joan Allen, Sigourney Weaver, Christina Ricci, Elijah Wood, Tobey Maguire).
Pedro Antonio Urbina (1936-2008), uno de los grandes críticos de nuestro país, explicaba mejor que yo la grandeza de esta película. Prefiero dejarle hablar a él.
"El banquete de bodas; Comer, beber, amar; Sentido y sensibilidad y ahora Tormenta de hielo convierten al taiwanés Ang Lee en uno de los más valiosos directores actuales. Sobre la novela de Rick Moody, reescrita para el cine por James Schamus, obtuvo el Premio al Mejor Guión en el Festival de Cannes de 1997; y esta es otra característica de Ang Lee, su trabajo sobre muy buenos guiones, que respeta e interpreta a la perfección.
La acción tiene lugar en New Canaan (Connecticut), en noviembre de 1973, en torno al Día de Acción de Gracias, fecha de una memorable tormenta de hielo: magnífico escenario natural, en el que se cumple el trágico desenlace de la película, tras el contrapunto patético de una inmoral fiesta de sociedad, que pretende desenfado frívolo.
Los protagonistas adultos, el matrimonio Hood y el matrimonio Carver, muestran en sus vidas el fruto de las conquistas hippies de la década anterior: inmadurez, insatisfacción interior, desorientación moral y una desencantada vuelta a las formas sólo exteriores (y por eso hipócrita) de la tradición. Los cuatro hijos adolescentes de estas familias no tienen en sus padres ni atención ni orientación ni autoridad: viven de un modo aún más desastroso psicológica y moralmente, sin referencia religiosa alguna. A esa realidad negativa, familiar y personal, se añaden las consecuencias de la guerra de Vietnam, los escándalos en torno a Nixon..., señalados con adecuadas presencias televisivas y frases cotidianas.
El ambiente de época está precisado con minuciosidad, y con tal naturalidad que podría pasar inadvertido. La belleza de las cosas, fotografiadas con mimo, como quien busca y encuentra la palabra precisa, hacen pensar en la labor de un poeta. Cada escena o secuencia tienen la luz y el color adecuados, que subrayan su sentido.
Guión y dirección llevan a cabo una magistral tarea de composición y descomposición de un mosaico viviente con los personajes: además de los ocho miembros de las dos familias, aparecen muchos otros personajes. Cada uno es presentado en su individualidad e interioridad, a ritmo pausado, que se hace vivaz al cobrar su papel en el grupo, y se acelera al llegar al desenlace y descomposición del mosaico.
Este mosaico es la familia -una constante en las obras de Ang Lee-, y también la comunidad. El elemento de cohesión narrativa de esas piezas humanas es el adolescente de más edad de una de las familias protagonistas: voz en off, lectura de Los cuatro fantásticos -historieta de ciencia-ficción- en sus largos desplazamientos en tren..., historieta que se levanta como alegoría de lo que está sucediendo en la realidad.
Realidad familiar que es juzgada por este adolescente -según su situación de hecho- como una nada de la que el hombre sale, y a la que al final de sus días se ve obligado a volver. Pero los hechos mismos en la sociedad, la tormenta de hielo exterior, la fría inmoralidad humana y su crueldad, le presentan la familia como el único reducto interior... -o palestra o base de la sociedad-, a pesar de los pesares, ciertamente".
Calificación: 8´5
"El banquete de bodas; Comer, beber, amar; Sentido y sensibilidad y ahora Tormenta de hielo convierten al taiwanés Ang Lee en uno de los más valiosos directores actuales. Sobre la novela de Rick Moody, reescrita para el cine por James Schamus, obtuvo el Premio al Mejor Guión en el Festival de Cannes de 1997; y esta es otra característica de Ang Lee, su trabajo sobre muy buenos guiones, que respeta e interpreta a la perfección.
La acción tiene lugar en New Canaan (Connecticut), en noviembre de 1973, en torno al Día de Acción de Gracias, fecha de una memorable tormenta de hielo: magnífico escenario natural, en el que se cumple el trágico desenlace de la película, tras el contrapunto patético de una inmoral fiesta de sociedad, que pretende desenfado frívolo.
Los protagonistas adultos, el matrimonio Hood y el matrimonio Carver, muestran en sus vidas el fruto de las conquistas hippies de la década anterior: inmadurez, insatisfacción interior, desorientación moral y una desencantada vuelta a las formas sólo exteriores (y por eso hipócrita) de la tradición. Los cuatro hijos adolescentes de estas familias no tienen en sus padres ni atención ni orientación ni autoridad: viven de un modo aún más desastroso psicológica y moralmente, sin referencia religiosa alguna. A esa realidad negativa, familiar y personal, se añaden las consecuencias de la guerra de Vietnam, los escándalos en torno a Nixon..., señalados con adecuadas presencias televisivas y frases cotidianas.
El ambiente de época está precisado con minuciosidad, y con tal naturalidad que podría pasar inadvertido. La belleza de las cosas, fotografiadas con mimo, como quien busca y encuentra la palabra precisa, hacen pensar en la labor de un poeta. Cada escena o secuencia tienen la luz y el color adecuados, que subrayan su sentido.
Guión y dirección llevan a cabo una magistral tarea de composición y descomposición de un mosaico viviente con los personajes: además de los ocho miembros de las dos familias, aparecen muchos otros personajes. Cada uno es presentado en su individualidad e interioridad, a ritmo pausado, que se hace vivaz al cobrar su papel en el grupo, y se acelera al llegar al desenlace y descomposición del mosaico.
Este mosaico es la familia -una constante en las obras de Ang Lee-, y también la comunidad. El elemento de cohesión narrativa de esas piezas humanas es el adolescente de más edad de una de las familias protagonistas: voz en off, lectura de Los cuatro fantásticos -historieta de ciencia-ficción- en sus largos desplazamientos en tren..., historieta que se levanta como alegoría de lo que está sucediendo en la realidad.
Realidad familiar que es juzgada por este adolescente -según su situación de hecho- como una nada de la que el hombre sale, y a la que al final de sus días se ve obligado a volver. Pero los hechos mismos en la sociedad, la tormenta de hielo exterior, la fría inmoralidad humana y su crueldad, le presentan la familia como el único reducto interior... -o palestra o base de la sociedad-, a pesar de los pesares, ciertamente".
Calificación: 8´5
Mark Millar y Cristiano Ronaldo
"Para mí, la irrupción de Kick-Ass es comparable a la de Pulp Fiction en el cine de criminales. Kick-Ass marcará un punto de inflexión en el género". Son palabras de Mark Millar, creador del comic original de Kick-Ass (junto al dibujante John Romita Jr), en una entrevista publicada recientemente.
Como ya expliqué en la crítica que hice de la película, no me parece que Kick-Ass haya inventado la pólvora. Considero que Mathew Vaughn tiene cierto talento para dirigir, pero que se le compare con Tarantino y Pulp Fiction me parece increíble. No soy ningún fan incondicional de Quentin, en ocasiones he arremetido duramente contra sus caprichos (Death Proof) y en otras me he quedado insatisfecho con películas que no llegan a ser redondas (Malditos bastardos). Pero me parece que hay años luz entre el tsunami de adrenalina que supuso Pulp Fiction al cine contemporáneo y esa circunstancial tormenta de verano titulada Kick-Ass.
Las declaraciones de Mark Millar me recuerdan a las de hace unos días de Cristiano Ronaldo ("He llegado al tope del mundo, ahora quiero ser eterno. Adoro quien soy"). Lo dice en un año que no ha ganado un sólo título (ni individual ni colectivo). Resulta llamativo. Sobre todo viendo gente como Messi o Rafa Nadal, (o como Woody Allen en el cine), que SÍ han ganado títulos este año y SÍ son los nº1, y sin embargo no tienen esos ataques de prepotencia ególatra.
Millar y Ronaldo deberían aprender de ellos. Quizá entonces sería más fácil valorar sus indudables virtudes.
Calificación: 5,5
Como ya expliqué en la crítica que hice de la película, no me parece que Kick-Ass haya inventado la pólvora. Considero que Mathew Vaughn tiene cierto talento para dirigir, pero que se le compare con Tarantino y Pulp Fiction me parece increíble. No soy ningún fan incondicional de Quentin, en ocasiones he arremetido duramente contra sus caprichos (Death Proof) y en otras me he quedado insatisfecho con películas que no llegan a ser redondas (Malditos bastardos). Pero me parece que hay años luz entre el tsunami de adrenalina que supuso Pulp Fiction al cine contemporáneo y esa circunstancial tormenta de verano titulada Kick-Ass.
Las declaraciones de Mark Millar me recuerdan a las de hace unos días de Cristiano Ronaldo ("He llegado al tope del mundo, ahora quiero ser eterno. Adoro quien soy"). Lo dice en un año que no ha ganado un sólo título (ni individual ni colectivo). Resulta llamativo. Sobre todo viendo gente como Messi o Rafa Nadal, (o como Woody Allen en el cine), que SÍ han ganado títulos este año y SÍ son los nº1, y sin embargo no tienen esos ataques de prepotencia ególatra.
Millar y Ronaldo deberían aprender de ellos. Quizá entonces sería más fácil valorar sus indudables virtudes.
Calificación: 5,5
Garci, Redford y el canon de Pachelbel
A veces dos artistas se encuentran sin buscarse en el mismo lugar y a la misma hora. Eso sucedió en 1982. Robert Redford y Jose Luis Garci estaban nerviosos esperando suerte en la ceremonia de entrega de los Oscar. Al final triunfarían los dos. Redford con su opera prima (Gente corriente), ganadora de 4 Oscar "grandes" (película, director, guión y actor secundario), y Garci con Volver a empezar (la primera vez que España ganaba en la categoría de mejor película extranjera). Las dos eran pelis difíciles, de esas que juegan al límite entrando a fondo en los sentimientos humanos. Las dos eran sensacionales. Y curiosamente las dos compartían una misma música: el canon de Pachelbel, una melodía que recoge una gama muy amplia de sentimientos...
La vida volvió a unir a estos dos grandes directores diez años después. Era en el festival de Sundance. Redford felicitó a Garci por la película que acababa de presentar en el festival: Canción de cuna. "Es una película muy moderna", le dijo el actor y director norteamericano.
Una secuela esperada
John Lasseter decidió lanzarse a hacer animación por ordenador gracias a Tron: la original y mítica película de ciencia ficción de 1982. Sólo por eso ya debería estudiarse como un film de culto. No contentos con eso, cuando se van a cumplir 30 años de la película Disney presenta el trailer de esta esperada secuela que pretende actualizar este clásico de la ciencia-ficción con los efectos especiales más novedosos.
La película llegará estas Navidades....
Del Toro abandona la Tierra Media
Después de muchas crisis y rumores, Guillermo del Toro ha confirmado que abandona la dirección de El Hobbit, saga precedente cronológicamente de El Señor de los anillos. El motivo fundamental es el retraso de la película prevista para su estreno en dos partes en 2012 y 2013. La MGM, una de las productoras de la película, tiene una deuda enorme (en torno a los 3.700 millones de dólares) que está sembrando muchas dudas sobre su futuro.
Cada vez es más difícil encontrar cheques en blanco...
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