Llevo meses contando las maravillas del cine español y esta película parecía que se iba a unir a la lista de las mejores. Pero no es así. Tiene actores magníficos (Álvaro Cervantes sigue creciendo), localizaciones espectaculares, una buena música, pero un guión horrible de Alejandro Hernández. Empezando por el personaje de Javier Pereira, fuera de sí, con un desarrollo que no tiene ni pies ni cabeza, blasfemando como si estuviese en 8 apellidos vascos, o ese fraile yonky interpretado por Karra Elejalde que delira fumando opio. Es un dolor ver como se desaprovecha a actores como Luis Tossar, Carlos Hipólito o Eduard Fernández. De lo mejor del cine europeo, pero cuando no hay personaje no basta con el carisma.
La película se hace eterna porque no hay ritmo, ni orden ni concierto. Medio centenar de soldados "colgados" en una Iglesia que parece la muralla china. Sólo falta tirar una bomba atómica y aún así resistiría. Te resulta difícil creerte todo lo que ves y escuchas. Y eso que visualmente la película es un prodigio para los 6 millones de euros que ha costado. Nada, que no es un buen fin de año el de Enrique Cerezo.
Calificación: 5
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