"Philomena" vs "Niños robados"

Con una temática similar (la venta ilegal de hijos de madres solteras en pleno siglo XX en España e Irlanda), la última película de Stephen Frears y la miniserie española son dos maneras muy distintas de contar una realidad común. Hace unos meses hablé de la agradable sorpresa de encontrarme con Niños robados; una producción muy bien trabajada desde el guión y la interpretación, que sabía eludir el sentimentalismo empalagoso y el discurso mitinero. Una verdadera pica en Flandes de Telecinco, dónde naufragan a diario series como El Príncipe.

Philomena ha sido la película revelación en los últimos meses colándose entre las nominadas a los BAFTA, los Globos de Oro y los Oscar. A los académicos y los periodistas en gran parte les ha maravillado la gran interpretación de Judi Dench, la poderosa historia basada en un caso real, la música de Alexandre Desplat y la habilidad del actor-guionista Steve Coogan para incluir algo de humor en una historia tremenda. Y también que detrás de la película está el cazador de nominaciones Harvey Weinstein, que ha sabido aprovechar una argumento políticamente correcto decorado con mucha habilidad.



En este punto es dónde se distancian Niños robados y Philomena. Aunque en las dos películas hay esfuerzos por matizar, por no crear antagonías monolíticas, está claro que Frears y Coogan tiene más ideas prefijadas, más interés en que quede claro que entre los católicos y republicanos norteamericanos es muy difícil encontrar una buena persona. Philomena sería una de esas personas, pero ella es diferente. No acepta todas las reglas, sabe distanciarse, mantenerse al margen de los dogmas (muy representativa la escena del confesionario), y se siente orgullosa de la homosexualidad de un familiar cercano. Por estos motivos, Philomena es una católica "aceptable".

En medio de este juego que proponen Coogan y Frears hay más trampa que veracidad, más truco que talento. Algo que no sucedía en Niños robados. Es muy significativo en las dos producciones el papel de la monja buena que se opone al maltrato de las madres solteras y al secuestro de los hijos. En Philomena apenas se le dedica unos segundos a esa monja benevolente que lo máximo que llega a hacer es ayudar en el parto a la chica que se ha quedado embarazada y regalar a la madre una foto de su hijo. En Niños robados la monja coherente con las verdades cristiana de justicia y caridad es mucho más arrolladora. Investiga, se enfrenta a la madre superiora, ayuda a la hija secuestrada a buscar a sus verdaderos padres. Comparada con la insulsa monja de Philomena, la religiosa de la serie española es Sor Terremoto.

Philomena tiene un final muy astuto y un trailer atractivo que esconde el mensaje de barricada que nos encontraremos en la película (no es casual que apenas salga una monja en este avance de promoción). Un envoltorio perfecto para un juguete tan intencionado.

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