Mis expectativas eran muy pocas. Los comentarios de los que ya habían podido verla no eran positivos. Había bastante unanimidad en que, otra vez, estábamos ante un circo en el que todo vale y nada importa con la excepción de intentar divertir y entretener. Una más de Alex de la Iglesia, al que creo que los premios de Tarantino en Venecia a Balada triste de trompeta no le vinieron nada bien.
Como siempre, el trailer y el reparto eran llamativos.
Hoy por fin he podido verla en Málaga y mi opinión es un poco mejor de lo previsto. Pero no mucho más.
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