Más allá de las cifras, La visita es una cierta recuperación artística de un creador que tenía su talento en estado de coma desde hace años. Aquí vuelve a demostrar imaginación para reconstruir el terror tan trillado del falso documental. Y lo hace con actores desconocidos que están maravillosos. La película te lleva dónde quiere durante casi todo el metraje, haciéndote sufrir de lo lindo con estos adolescentes en manos de unos abuelos temibles. Además hay humor negro que en algunos momentos iniciales funciona estupendamente.
Vale, Shyamalan ha resurgido, ha recuperado la confianza y el dinero gracias a esta película y a la realización del piloto de Wayward Pines. Pero los que nos entusiasmamos con El sexto sentido, El protegido o El bosque, seguimos esperando. El último tramo de La visita es tramposo y efectista, y la película se queda en un entretenimiento para el que prefiero mil veces el toque habitualmente inteligente de James Wan. ¿Que La visita es mucho mejor mejor que cualquiera de Paranormal activity? Evidentemente. Pero a Shyamalan hay que pedirle más. Ahora que ya ha recordado como entretener al espectador hay que pedirle que no olvide que sus películas tenían conflictos dramáticos que lograban emocionarte. Quizás haya que recuperar a Mel Gibson, James Newton Howard o Christopher Doyle, pero lo importante siempre será en el guión. Ahí estaba la magia de M. Night.
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