Si Guillermo es el Rey...

Guillermo del Toro se ha convertido en el director más importante del cine actual y aún no puedo comprenderlo. La filmografía de este cineasta mejicano de 54 años hasta llegar a la recientemente galardonada La forma del agua no hay por dónde salvarla. Blade II, Pacific Rim, Hellboy, Mimic, El espinazo del diablo, La cumbre escarlata. Cine chillón, habitualmente carísimo, subrayado, poblado de personajes unineuronales y diálogos ridículos decorados con una estética barroca de escaparate hortera. No faltan buenas dosis de gore salpicados de erotismo burdo.

En medio de estas maravillas cinematográficas, este director escribió y rodó en 2006 El laberinto del fauno con España como rehén. La película era un cuento maniqueo con la Guerra Civil de fondo y que tenía como protagonista esos galápagos escapados de las peores películas de Star Wars. Ya entonces gran parte de la crítica quedó enmudecida de asombro y el mexicano empezó a cosechar premios (Goyas y Oscar, por ahora sólo técnicos).



La forma del agua queda perfectamente resumida en una escena en la que se presenta al personaje al de Richard Strickland (Michael Shannon). Él es el malo, no hay ninguna duda. Brusco, hipócrita, violento, machista, ambicioso. Y por si hay alguna duda viene con su porra eléctrica manchada con un buen chorreón de sangre. Así es Guillermo del Toro, el rey de la tosquedad. En el centro de la historia vuelve a aparecer un ser imaginario, ésta vez anfibio, que se enamora de una chica muda en el período de la Guerra Fría. La relación podía ser lírica, sutil y tierna pero nada de eso. Ellos comparten comida y sexo, que son necesidades primarias que todo el mundo puede entender fácilmente. Con esos dos componentes se han hecho obras maestras con imaginación y talento. No es el caso.

Como el relato es imaginario, el autor se concede la licencia de permitir que todo valga sin preocuparse de la coherencia ni de la credibilidad ni de explicar casi nada. No sabemos ni de dónde viene ni a dónde va este peculiar ser. Tampoco sabemos como a la humana se le ocurren hacer cosas tan inconcebibles como inundar un cuarto de baño de agua hasta el techo, practicar sexo con el pez que brilla o meterlo en su casa como si fuese un inofensivo gatito. ¿Es muda o anfibia? ¿Está loca o es tonta? Por no hablar de la resolución de la historia o el plan para liberar a la extraña criatura (mira que escribirlo en el calendario de casa en letras gordas para que no pase desapercibido).


Algunos dicen que el problema es que el cine de 2017 ha dejado mucho que desear. No estoy de acuerdo. Hay 20 motivos para demostrar que se han estrenado grandes películas. Pero sí el Oscar al mejor guión original del año se lo lleva Déjame salir y el la mejor película y director lo gana Guillermo del Toro y sus criaturas acuáticas no hay más que hablar. Será que Moonlight es mejor que La La Land y Dunkerque peor que La forma del agua. Será eso.

P.D: Guillermo es mexicano, pero por favor no lo comparen con Alfonso Cuarón o Alejandro González Iñarritu. Es demasiado para mí ver que se le pone al mismo nivel de los creadores de Gravity o Birdman.

Calificación: 5

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