Buried merece los innumerables elogios que se ha llevado el director gallego Rodrigo Cortés. Si era interesante Concursante, Enterrado es, nunca mejor dicho, tumbativa. Así te deja la película desde el inicial fundido en negro en que uno se va hundiendo en la butaca viendo lo que puede dar de si 200 cm x 50, un actor prodigioso (ya me lo pareció en The Proposal y Luciérnagas en el jardín) y un director que se pone un paso por delante de los Bayona, Balagueró y Fresnedillo, mano a mano con las mejores versiones de Alejandro Amenábar, Coixet, etc...
Eso sí, no apta para claustrofóbicos. Yo no lo soy y casi me da algo ante tanta angustia espacial y sobre todo psicológica que someten a Reynolds y a.... ¡Samantha Mathis! (que apenas se la ve, pero allí está en los títulos de crédito, iluminando todo lo que puede una enorme película).
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