Inolvidable recuerdo

Los críticos a veces pataleamos cuando vemos películas malas, pero a veces nos reímos mucho. Tengo un gran recuerdo del día en que fui a ver Alien contra Predator 2. Lo pasamos en grande.

Alien y Predator dedican hora y media a devorar a los memos habitantes de un pequeño pueblo estadounidense que no ofrecen ninguna resistencia.

Esta secuela de Alien contra Predator que dirigen los hermanos Strause (hasta ahora dedicados a la creación de efectos especiales de 300 o Los 4 fantásticos) es torpe en todos los aspectos que se me ocurre comentar. Incluso en los aspectos visuales, en los que se supone que los directores cuentan con experiencia, la película es muy, muy mala con unos primeros planos torpes y viscosos que recuerdan al terror “malo” de los setenta.



Sin embargo, cualquier aspecto podría ser defendible comparado con el guión de Shane Salerno (guionista de un argumento que al menos paso desapercibido hace unos meses: Ghost Rider: el motorista fantasma) que tiene momentos verdaderamente sublimes. Sólo les contaré uno. Media hora de película. Aliens y Predator ya se han merendado a veintitantos habitantes de Memolandia. Es entonces cuando el héroe de la película, el más inteligente, se dirige al tembloroso sheriff y en tono de Sherlock Holmes, como quien acaba de descubrir la piedra filosofal, dice: Eddie, aquí está muriendo gente. La carcajada en el cine fue unánime. No fue la única…

Alien contra Predator 2 se salvó del Razzie a la peor película del año gracias a Scooby Doo 2. Este año no sé quien podrá salvar a esta secuela.

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