"El hoyo": El dominio de la metáfora

Aunque hacía meses que llevaba detrás de esta película, finalmente he llegado a verla en un momento en que todo el mundo habla de ella. Esas extrañas coincidencias entre la realidad la ficción y la ficción, han convertido a esta obra tan sorprendente de la Ciencia ficción nacional en un fenómeno viral casi 6 meses después de su aplaudido y premiado estreno en Sitges. Que su estreno en Netflix coincida con el más insólito de los confinamientos, ha dado a El hoyo un imprevisto y luminoso foco de interés en redes sociales.

Con un primer acto sensacional, la película se enfanga en un gore innecesario y demasiado disperso en el segundo, para acabar brillando en el desenlace. Con una economía de medios encomiable, El hoyo es una metáfora en cadena que activa al espectador ofreciéndole una experiencia límite. Como ya sucediese en la infravalorada Verbo, El Quijote de Cervantes vuelve a ser el mejor traductor de un descenso a los abismos del ser humano.

El casting, la dirección de actores y la interpretación hacen posible que la película se mantenga en pie a pesar de innumerables giros y trampas. Algunos se exasperarán ante las múltiples lecturas que propone la película, pero muchos otros quedarán atrapados en sus inteligentes redes. Sin contar nada del argumento -que sería casi delictivo-, El hoyo tiene bastantes conexiones con Parásitos o Ad Astra, pero no llega tan lejos en su recorrido. Y, desde luego, no logra la perfección técnica y conceptual de las obras maestras de la Ciencia ficción contemporánea: Gravity y La llegada. Aun así, El hoyo es una película más que notable, con escenas extraordinarias que asumen riesgos de autor en una opera prima de enorme valor. Un título que merece entrar por la puerta grande en La edad de oro del cine español.

Calificación: 8



    

1 comentario:

Comments System

Disqus Shortname