"Taboo": Plúmbeo novecentismo

El episodio piloto de Taboo generó a finales de 2016 una ola de entusiasmo asombrosa. Esta nueva de HBO serie está protagonizada, producida y co-esctrita por el actorazo Tom Hardy con el apoyo del guionista británico Steve Knight (Promesas del Este, Locke, Peaky Blinders, Aliados). La historia se centra en un aventurero al que se había dado por muerto en África que vuelve a Londres a principios del siglo XIX con el objetivo de recuperar una herencia. Un misterio tras otro rodea a este carismático personaje y a su deseo de comprar algunas tierras.



La serie tiene una factura brillante como buena producción de la HBO en colaboración con la BBC. La fotografía, el vestuario, las localizaciones, la música y los actores están perfectos para recrear un Londres mugriento y ensombrecido con nubes de carbón, lleno de miserables y ratones en las calles. Pero ya aquí empiezan los problemas: este fondo de pantalla dickensiano nos lo sabemos demasiado bien. Si en el guión los personajes tuviesen vida y personalidad suficiente, y el argumento arrebatase por su interés, no habría problema. Sin embargo el desarrollo de Taboo es plúmbeo y gris.

Todo parece que va a estallar en algún momento con algún giro genial, un diálogo incandescente... Nada de eso. La pretenciosidad de la forma no muestra más que la carencia de una buena historia y unos personajes vibrantes. La trama no tiene ni piratas, ni aventura, ni drama y sí mucho artificio carísimo de producción. Conforme avanza la temporada los capítulo son una tortura, cada vez más lentos y simples, aparentemente retorcidos y realmente vacíos.

Calificación: 5 

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