No le gustaron sus mejores películas, acabó ahogándose en el mar que tanto temía y fue una de las actrices nominadas que nunca obtuvo la gloria del Oscar. Murió joven, no tanto como su amigo James Dean, pero si mucho antes de lo previsto, cuando su carrera cinematográfica prácticamente había desaparecido.
Durante décadas fue una de las favoritas para los directores del olvidable destape americano y las series de televisión de los 70. Pero siempre nos quedaran algunas interpretaciones fantásticas en Centauros del desierto, Rebelde sin causa, Esplendor en la hierba o West Side Story.
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