La eterna juventud de "Stand by me"

Hace unos días volví a ver Cuenta conmigo de Rob Reiner (1986), ésta vez con público adolescente de play-station. Y comprobé que a pesar de los casi 30 años que tiene la película sigue siendo una obra de arte, quizás la mejor sobre la adolescencia. Era una época en la que se puso de moda ese tipo de cine gracias especialmente a Steven Spielberg (El secreto de la pirámideE.T, Exploradores, Los Goonies). Un estilo que ha recibido homenajes muy recientes como Héroes o Súper 8.



Stand by me es un ejemplo de genialidad casi por accidente. Rob Reiner estaba en su mejor momento como director, River Phoenix comenzaba a ser el niño prodigio que perdimos demasiado pronto y los dos guionistas, Raynold Gideon y Bruce A. Evans, no volvieron a escribir un libreto tan perfecto (Starman, Mr. Brooks). Y es difícil pensar una adaptación más lograda de un relato de Stephen King (Cadena perpetua, Misery estarían a ese nivel, pero poco más).



En unos momentos en que la adolescencia está acostumbrada a ver en la pantalla retratos generacionales de estúpidos mentales, sobrados de hormonas y de egocentrismo multipantalla, una película como Stand by me es más que necesaria. Ese final de elogio a la amistad resulta inolvidable con la canción mítica de Ben E. King sonando de fondo.

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