Chuck Lorre y su última criatura

Nacido en Long Island en 1954, Chuck Lorre es uno de los grandes nombres de la televisión norteamericana. Probablemente el mejor de los escritores y productores cómicos: Roseanne, Dos hombres y medio, Grace al rojo vivo, The Big Bang Theory...

Su última sitcom es Mom: una serie basada en tres generaciones de madres solteras a los 16 años. La gran matriarca es Allison Janney, que lleva años interpretando el mismo papel de madura en celo (Amor y letras, El camino de vuelta) aparte de protagonizar algunos capítulos de Master of Sex.

Mom está en la línea de Chuck Lorre: diálogos mordaces, personajes desquiciados (en este caso promiscuos), escenas cortas, actores carismáticos y gags muy divertidos aunque monotemáticos, muy en sintonía con Dos hombres y medio. El problema es que junto a escenas muy originales (no se pierdan el arranque del episodio piloto de la serie) hay demasiadas inercias.



Todo el humor se basa en el desmadre vital de estas mujeres, decorado y perfumado de un optimismo existencial que suena gracioso pero irreal, tan exagerado como los constantes chistes. El colegueo con las drogas, el sexo compulsivo, la inmadurez afectiva es un material del que uno se puede reír mucho si hay alguien como Chuck Lorre que sabe escribir diálogos. Pero es una risa que se acaba congelando en una serie que resulta tan epidérmica que los personajes son simples muñecos que uno lanza de aquí para allá, retorciendo su credibilidad y forzando sus comportamientos extremos.

Viendo lo que le pasa a Mom me acuerdo de lo que decía Pedro Antonio Urbina hablando de Mejor imposible, una comedia de James L. Brooks que tiene algunas similitudes con las series de Chuck Lorre.  "El guión está tan bien hecho, los actores son tan simpáticos, todo es tan bonito... que parece que no importa y que yo estoy siendo un aguafiestas. Pero es que una comedia así... no es una fiesta. No".

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