Traca de petardos en Donosti

Todo Festival tiene que innovar, sorprender y, por descontado, aburrir de vez en cuando para que la profesión de crítico de cine no sea tan gratificante. Este año hay que reconocer que las películas estaban sorprendiendo. Contaban historias, argumentos que avanzaban, cine que se entendía y entretenía. Con excepción de la Experiencia Rebollo (por favor no se pierdan la entrevista al director en el Diario Vasco y una crítica de la peli a modo de antídoto), todo estaba siendo demasiado asequible.

Pero siempre hay un día negro. Uno de esos en los que uno piensa si lo mejor no hubiese sido hacer caso a mamá y papá y hacer una oposición, un máster y esas cosas que te capacitan para ganar pasta durante toda tu vida de sueldo, horario y muermo fijo. Iré rápido a ritmo de traca, por la cosa de no aburrirles más de lo que ya me he aburrido yo. Y la colección de petardos es generosa.

Después de Lucía. Acercarse a la sección Horizontes Latinos siempre es peligroso. Hasta ayer no tuve valor. Eran las 2 de la tarde, otra peli a las 16:30, en fin, que uno no está uno para bromas y la salida es fácil, pasillo, puerta a la derecha. Y la verdad es que aguanté hasta el final. Pero tengo que decirlo: ¿Hay algún mejicano al que no torturen, violen, secuestren, droguen o corten la cabeza en algún momento de su vida? Mira que me molesta que los norteamericanos pinten ese país como la Babilonia del delito (El fuego de la venganza, Salvajes), pero es que se lo ganan a pulso. ¿Qué es Después de Lucía? Una niña adolescente que se le muere la madre, los compañeros abusan de ella, la humillan, miccionan encima suya, la golpean... ¿Y ella que hace? Callar. Debe pensar, claro, como soy mejicana, ¿qué menos? La peli tiene planos larguísimos excesivos, está bien interpretada, pero lo siento, ya he visto demasiados homenajes a Iñarritu.

 

Apres Mai: Vino Assayas (Carlos, Clean, Las horas del verano), el director, a presentarla en la Zabaltegui. Dijo que era una película para los jóvenes de ahora... No veo yo colas de palomiteros descerebrados comprando una entrada para ver una peli francesa de más de dos horas sobre Mayo del 68. Y eso que los actores no profesionales cumplen, pero la peli es muy pesada. Quizás porque quiera expresar que los jóvenes del 68 se aburrían mucho con la cosa de no ir a clase. Parece que ese es el principal motivo por el que escribían pasquines, hacían pintadas en los colegios y huían de la poli. El comunismo se está poniendo muy aburrido en el cine y yo para recordar a los estudiantes fumando con melenas y minifalda me quedo con una canción de Ismael Serrano o Sabina cuando se pone nostálgico. Y acabo antes.

Die Libenden o The Dead and the living: Peli austriaca de una directora de Viena nacida en 1970. Sección oficial. Intentona de ser distinta con músicas distintas y una narración a saltos que sin explicarte nada te pone delante de una chica que protagoniza sexo inmediato (dos en 10 minutos de peli, para que luego digan de Bigas, hermanita de la caridad), se pregunta si su abuelo es de las SS, entrevista a chicos para un programa estilo Operación Triunfo. Y yo preguntándome ¿Y esta quién es? ¿Qué hace? ¿Por qué esta aquí? ¿Por qué no la matan?

Venuto al mondo de Sergio Castellito (No te muevas), con Penélope, que por ahí andará huyendo de la prensa. Lo siento, no pienso perseguirla. No es mi tipo, a mí la que me pone a sus pies es Chus Lampreave con sus 81 años (qué gozada de entrevista, solos, ella, yo y el sol donostierra que no pica en la terracita del María Cristina, ya les contaré). Pero volvamos. Es la película más pitada y la que más carcajadas ha provocado de manera involuntaria. El culebrón es tremendo con Sarajevo por medio, Penélope yéndose con uno, dos, tres y al final ese niño ¿de quién es Penélope? Ojo Pe, que todo queda en IMDB, y desde Volver seguimos esperando-TE.
 


       

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