"Leones por corderos": Una buena tesis sin trama ni drama

Son muchas las virtudes de esta película, quizás únicamente contrarestadas por un importante defecto. Este acercamiento político de Redford a las maneras de combatir el terrorismo islámico que utiliza el gobierno norteamericano tiene mucho de tesis, de reflexión honesta, de “pros” y “contras”… y muy poco de trama.  




La película tiene una estructura muy sencilla con tres escenarios distintos en los que se debate sobre la guerra de Afganistán. En el primero de ellos el senador Jasper Irving (Tom Cruise), un hombre de la línea ideológica de Bush, es entrevistado por una periodista muy crítica con los métodos de invasión norteamericanos (Meryl Streep). Mientras tanto el catedrático idealista Stephen Malley (Robert Redford)  discute sobre la guerra con uno de sus alumnos más prometedores (Andrew Garfield). Todo esto sucede en medio de la ofensiva norteamericana en Afganistán en la que se han enrolado dos estudiantes del profesor Malley (Derek Luke y Michael Peña).

A la espera de un buen número de películas sobre Oriente Medio que llegarán próximamente (La sombra del reino de Peter Berg, la polémica Redacted de Brian de Palma y la más esperada En el valle del Elah de Paul Haggis, entre otras),  Leones por corderos es una propuesta tan interesante como arriesgada. Interesante porque casi todo lo que dirige Redford da que pensar, más si cabe cuando cuenta con un buen guión del jovencísimo Matthew Michael Carnahan (también guionista de la anteriormente citada La sombra del reino). 


Las replicas y contrarréplicas en las que se fundamente dos terceras partes de la película (la de Cruise-Streep y la de Redford-Garfield) son inteligentes, matizadas y respetuosas con la libre interpretación del espectador. En este contexto, los actores se sienten muy cómodos con cosas interesantes que decir (los cuatro están fantásticos, pero sorprende especialmente el casi desconocido Andrew Garfield por la naturalidad con la que refleja una juventud actual tan crítica con la realidad como frívola a la hora de comprometerse).

Pero esta opción de Redford por hacer pensar al espectador tiene el enorme riesgo de que prácticamente “sacrifica” la trama. Apenas una historia muy estática y deslucida, la de los dos soldados en Afganistán, que más que aligerar la historia la interrumpen y la hacen aburrida. Queda así una película de tesis, que pregunta sin responder, y que deja al espectador con la sensación de que, más que a una película, acaba de asistir a una buena clase de política con diapositivas intermedias de Hermanos de Sangre.

Calificación: 6´5/10

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