Peter Pan sigue siendo australiano...

La grandísima novela de James M. Barrie sigue acumulando adaptaciones, precuelas y secuelas. Y después de Spielberg, Marc Foster, Joe Wright... al final el que mejor ha logrado transmitir la magia original del relato es el australiano P.J.Hogan (La boda de Muriel, Confesiones de una compradora compulsiva, La boda de mi mejor amigo).

Pan, es la última vuelta de tuerca, esta vez en formato de precuela. Peter es un niño huérfano, abandonado en un orfanato católico dirigido por una monja con los dientes salidos, fea y gorda que maltrata a los niños, se come su comida, les amenaza con la muerte, tiene un sótano secreto de tamaño catacumba que se abre girando la nariz de una imagen de la Virgen María ... ¡Otra vez! Sí, otra vez. Hollywood sigue aprovechando la otra mejilla para dar gratuitas patadas voladoras que ni Van Damme en sus buenos tiempos.



La película del director de Expiación, El solista o Ana Karenina (la degradación cronológica es evidente) tiene una banda sonora magnífica de John Powell, un tráiler muy apetecible y un joven actor que interpreta a Peter Pan con muchísimo talento. Tampoco está nada mal el diseño de personaje de Barbanegra que hace Hugh Jackman y algunos toques de ingenio sobre el barco pirata en medio del cielo de Londres en plena Segunda Guerra Mundial y la relación entre Garfio y Peter Pan.

Pero hacía falta un gran guionista para escribir una precuela así y por ahora el jovencísimo Jason Fuchs (Ice Age 4) no tiene suficiente experiencia para hacer volar una historia tan fascinante. Los diálogos de la película son muy planos mientras que la novela original estaba llena de sugerencias y matices. Así Pan sólo logra entretener lo justo para no ser del todo decepcionante gracias a la fuerza visual de algunas escenas.

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