"Viudas": la crudeza y genialidad de Steve McQueen

Jamás dudaré de que Steve McQueen (Shame, 12 años de esclavitud) es un director y guionista excepcional. En Viudas hay muchas escenas memorables, pero todas ellas brutales. Sólo con la escena del paralítico en la bolera ya es como para plantearse aconsejarla a alguien. Sin embargo a la hora de definir el amor, la compasión o la filiación, se nota que este director es muy torpe. Por eso acude a la carnalidad como único salvavidas. Así lo confirma la relación entre los personajes de Viola Davis y Liam Neeson, tan primaria que resulta casi ridícula cuando pretende posturearse como romántica.

Otra cosa son los diálogos de "a ver quién es más hijo de puta" o las escenas de acción que el director rueda con un ritmo espectacular y una música espléndida del más grande: Hans Zimmmer. Y por supuesto Steve McQueen da miles de vueltas a los que le han precedido al intentar hacer versiones femeninas de películas de éxito. Viudas se toma en serio a las mujeres y no vende lo imposible. En ese sentido el director hace un trabajo extraordinario porque era fácil caer en tópicos mediocres.

Todo brillan en un reparto muy bien seleccionado en el que cada personaje tiene su interés dramático y su medida cuota de pantalla. En algunos momentos me recordaba a las mejores películas de Ben Aflleck (Adiós pequeña, adiós o The town: Ciudad de ladrones. No llega tan lejos pero merodea con habilidad por ese mismo terreno minado del cine negro norteamericano.

Calificación: 7´5

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