"Joker": La trampa que impide la genialidad

El buen cine es el que sorprende, y está claro que nadie pensaba que DC Comics iba a salir tan laureado del Festival de Venecia con un película sobre el trillado Joker. Y menos con un director de orquesta como Todd Phillips, un cómico sin ninguna experiencia en este tipo de superproducciones y que tenía en su filmografía bodrio como Salidos de cuentas, Escuela de pringaos o Starsky & Hutch.



Este nuevo Joker es distinto a los anteriores; más psicológico y menos dinámico, bordado un actor que lleva interpretando seres perturbados casi una década. Joaquin Phoenix ganará el Oscar sin lugar a dudas por un personaje maltratado hasta el exceso para que el espectador se ponga peligrosamente en el bando de los antisistema. Visualmente la película capta esa atmósfera de perdición desquiciante con los planos quebrados y con el granulado y colorido quemado de las películas de serie B de los 70. Todo puesta al servicio del lenguaje corporal del actor protagonista que se ha pasado meses adelgazando 25 kilos, ensayando esa risa histérica cercana al llanto epiléptico.

La película tiene momentos magníficos, con una violencia concretada en 4 o 5 escenas imprevistas y brutales, siempre acompañadas por la partitura de la islandesa Hildur Guðnadóttir (Chernobyl) que hace un trabajo formidable y perturbador.

Reconociendo la grandeza de la película, me quedo insatisfecho con el maniqueísmo de Phillips, muy forzado a la hora de retratar a los brokers de Wall Street, la polícía y, especialmente, el padre de Batman. Igualmente un uso más moderado de la risa de Joaquín Phoenix y de las desgracias-palizas-humillaciones al payaso hubiese hecho que la película fuese más inteligente y menos tramposa. Le ha faltado ese escalón de sugerencia que sí tenía, por no ir muy lejos, El caballero óscuro de Nolan.

Calificación: 8

1 comentario:

  1. Claudio, es iluso de tu parte creer que estás a la altura de criticar semejante obra maestra. Venías muy bien hasta que te dejaste vencer por la arrogancia y egoísmo de pretender protagonismo y creerte con la autoridad de criticar negativamente al trabajo del cineasta. Debería darte vergüenza. Un saludo.

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