Herida de intensidad

Barry Jenkins se llevó el Oscar a la mejor película más deconcertante de los últimos años por Moonlight. Todo apuntaba a que El blues de Beale Street iba a ser una de las favoritas de cara a los premios de la Academia, pero finalmente se ha quedado con 3 nominaciones (mejor guion adaptado, actriz secundaria y banda sonora).



Este dramón trata del amor prohibido entre una chica que se queda embarazada a los 19 años y su novio que acaba de ser encarcelado por un homicidio que no cometió. Ya en el primer plano se percibe el buen uso del color, las localizaciones, el vestuario y la música en un movimiento de cámara maravilloso. Luego viene el careo en la cárcel en el que se desparrama en toda su plenitud esa intensidad que acaba por matar a la película. Si ya la historia tiene una abundancia melodramática difícil de digerir, los modos de Jenkins en la dirección de actores y el guion subrayan aún más la afectividad de los personajes.

La escena del encuentro de los padres de él y de ella es un prodigio de maniqueísmo. La madre ultracristiana no puede ser más tremenda, el marido que no duda en abofetear a su mujer no puede ser más inverosímil, y la hermana que lapida con las palabras es un busto parlante del guionista. Mientras tanto el resto de personajes llora. Y aún queda hora y media.

No tengo dudas de que se trata de una película con aciertos, al igual que Moonlight, pero en este caso el melodrama es aún más exagerado y ralentizado hasta llegar a un momento en que la historia pierde interés.

Calificación: 6       

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