Monótona nostalgia de Linklater

Todos queremos algo es un intento más de recuperar los veranos de los 80. Richard Linklater conoce bien esa época que ya desarrolló en Boyhood, posiblemente su mejor película. El pelo largo, los bañadores cortos, los colores chillones, las casetes  y la música de Dire Straits, Cheap Trick o Pat Benatar. Para los que vivimos esa época no tienen qué hacer mucho más para que nos rindamos ante una película. Linklater cuenta con ello y abusa de nuestra confianza realizando una película con personajes cortados en serie, sin apenas vida ni personalidad.

Los jóvenes universitarios que sólo buscan sexo en medio del cálido verano son un perfil tan trillado que la historia aburre a los 10 minutos. Las conversaciones y los conflictos son monotemáticos en esa competición por ver quien es el más macho y la más zorra del establo. Para completar, el humor es constantemente bobo en diálogos inacabables de verborrea primaria.

 A mitad de película Linklater se da cuenta que la película se le está desmadrando e intenta dar un poco de contenido a la historia. Demasiado tarde. Los personajes ya han mostrado una psicología infantil con impulsos fisiológicos de adolescente y es muy difícil sacarlos de allí.

Calificación: 5




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