Noé, los gusiluz y el increíble hombre roca

Pensaba que Baz Luhrmann se llevaba el premio. Pero no. Definitivamente Darren Aronofsky es más hortera. A su lado Luhrmann es un tipo colorista, algo llamativo y un poco extravagante. Lo de Noé no tiene nombre. Esas siluetas negras sobre crepúsculos anaranjados digitalmente, la versión gusiluz de Adán y Eva, esa tierra negra borracha de sangre, la manzana palpitante del jardín del Edén. Y ante todo esa representación de los ángeles caídos que están entre la señora basura y el increíble hombre roca.

Y si en lo formal lo de Aronofsky es un delito a mano armada no digamos ya el guión de la película. No tiene precio la escena de Noé reprendiendo a su hija por haber arrancado una mísera flor y haber roto así el ciclo de la vida, el eterno retorno o el big-bang que el director neoyorkino tenga en la cabeza. O la nana de Russell Crowe a su hija. Mira que volver a hacer cantar al actor australiano después de Los miserables. Hace falta mala uva.

Hay que reconocer que en el trailer han logrado ocultar casi todos estos defectos. Pero el el clamor del público ha sido mortal.

Calificación: 3

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