El delito es darle a Mike Flanagan 152 minutos de metraje

Hay que tener valor para hacer una secuela de El resplandor de Kubrick... Pero ese no es el problema de Doctor Sueño. Al menos para mí, que nunca he tenido la película protagonizada por un desorbitado Jack Nicholson como una película de terror modélica. Más bien me parece una obra respetable que ha envejecido mucho más deprisa que El exorcista o Psicosis.

Vuelvo a Mike Flanagan y su Doctor Sueño. Su trabajo no es comparable a Kubrick porque la historia va por otro lado, por lo visto más cercano a la novela de Stephen King. El niño del triciclo ha crecido y tiene superpoderes. Suena mal, pero yo no he escrito el guion. Lo peor es que tiene una pandilla de poseídos que también les salen lucecitas de los ojos y que van por el mundo consumiendo los últimos hálitos vitales. La batalla entre Ewan y otra niña prodigio contra el reverso tenebroso dura dos larguísimas horas y media.



Conforme iban pasando los minutos me acordaba de la crítica de Javier Ocaña en El País: totalmente de acuerdo. Yo salvo a Ewan McGregor y algunas escenas (qué lástima no haber aprovechado mejor la condición del Doctor Sueño como acompañante en el momento de la muerte), pero hay decisiones de guión que rozan el ridículo.

Y lo de las reiteraciones no tiene nombre. Le pasaba a Mike Flanagan en La maldición de Hill House y le vuelve a suceder ahora. Una y otra vez los mismos sustos, el servicio de teletransporte, las voces distorsionadas, las reuniones de la pandilla aspirando los dichosos vaporcillos... Por cierto, que en uno de esos aquellarres se meriendan a Jacob Tremblay (En la habitación, Wonder) con un empacho de gore muy innecesario.

Lo peor de todo es que los personajes interesan muy poco. Ninguno sale del molde y carece de una cierto encanto o empatía.

Calificación: 5

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