Tres veces Van Gogh

En el último mes he visto 3 películas sobre el pintor holandés muy distintas. La más reciente es la película de Julian Schnabel, cineasta y pintor, (La escafandra y la mariposa) por la que William Dafoe consiguió una nominación al Oscar al mejor actor principal. Es una película de detalles geniales y momentos exasperantes. Una película de autor para bien y para mal que arranca de manera espectacular y acaba por derribo.

Entiendo que esa planificación nerviosa de constante movimiento y desequilibrio ayuda a entender al artista pero acaba siendo excesiva. Y la reiteraciones obsesivas de Vincent que el director transmite con monólogos interiores hacen que la película se repita así misma y no avance dramáticamente. Algo similar a lo que le sucede a una música que le viene pequeña a la historia, le falta emoción y variedad. Por último, los personajes secundarios apenas están esbozados sin llegar a profundizar en ninguno a pesar de tener actorazos como Oscar Isaac, Mads Mikkelsen o Mathieu Amalric.

Calificación: 7



Loving Vincent es uno de los experimentos más originales de los últimos años. Este film polaco sobre Van Gogh está animado por los trazos nerviosos del pintor holandés. Una verdadera belleza que además cuenta con un guion prodigioso que permite conocer al artista complejo desde puntos de vistas muy diferentes. La película te hace mirar de otra manera contemplando como lo hacía el pintor y entendiendo una sensibilidad muy peculiar.

Uno de los grandes aciertos es la premisa de la película que permite que el espectador vaya conociendo las diferentes capas del protagonista a través de una carta que no llegó a ser enviada.

Loving Vincent logró en 2018 la nominación al Oscar a la mejor película de animación.

Calificación: 8´5



Unir el color de Van Gogh y el de Minnelli en una película sólo podía dar una película fascinante visualmente. El loco del pelo rojo encandila desde sus primer plano: ese texto en letras de tipografía reconocible del artista holandés. Kirk Douglas no se llevó el Oscar finalmente a pesar de estar nominado pero su interpretación es extraordinaria: entre enfermiza, volcánica y sensible. El que sí recibió estatuilla fue Anthony Quinn que interpretó a un Paul Gaughin irascible y tosco.

A la película le falta un guion menos disperso y más acertado en el último tramo en que la historia se hace algo plomiza y los personajes no culminan con la intensidad que deberían. El libreto de Norman Corwin (La señora Chesney, La maja desnuda) tiene algunas escenas dialogadas con interés y otras demasiado confiadas en la pericia visual de Minnelli y los actores.

Aún así es una de las mejores películas sobre la pintura que ha aportado el séptimo arte.

Calificación: 7´5




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