La vi en el Kursaal hace más de año y medio en el Festival de Cine de San Sebastián. Era el 25 de septiembre de 2012. No sé por qué ha tardado tanto en llegar a España pero finalmente podremos verla a partir del 27 de junio. Una peli más que interesante.
Foxfire es una historia sorprendentemente americana del director de
La clase. No sólo porque esta vez la historia está allí localizada, sino porque la narrativa no es tan intelectual, tan francesa. Con un buen ritmo (a pesar de casi dos horas y media de peli), el director francés cuenta la historia de un grupo de chicas (las
Foxfire) que hacen un pacto y una especie de secta antimachismo en los años 50. No es un juego, las chicas no dudan en hacerse valer a base de fuerza, tesón y saltarse las reglas del cole. Y poco a poco también las leyes de un estado democrático.
La película juega con el espectador, muy al estilo de
Cantet: claroscuros, réplica y contraréplica, personajes que te ponen a favor y en contra según la frase. La veracidad que transmite la historia se apoya en un gran guión y una dirección de adolescentes modélica. El retrato que hace de la familia cristiana, burguesa y rica que atiende a estas delincuentes juveniles es muy hábil en su función de contratuerca. Hubiese sido muy fácil caricaturizar ese perfil tan maniqueo y trillado en el cine norteamericano (el último ejemplo es
Criadas y señoras).
Eso sí, una película dura, pero también inteligente sobre el feminismo, la educación y los discursos libertarios a mitad de siglo XX. De lo más interesante de Zinemaldia 2012.
Calificación: 7,5