En realidad no es la segunda parte de Once, sino un documental sobre la verdadera historia de los actores que hicieron posible Once en 2006. Con sólo 1000 euros está película rodada con una cámara digital logró ganar un Oscar a la mejor canción (Falling Slowly), una buena taquilla (sólo en Estados Unidos logró 10 millones de euros y el elogio de la crítica. Glen y Marketa vuelven a desplegar talento y sinceridad, esta vez en un blanco y negro muy acertado.
Pequeña joya del romanticismo musical sobre fondo irlandés. Emotiva, lírica, amable, esperanzadora y sorprendentemente entrenida.
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