Hace unos meses la Casa Blanca y Estados Unidos con ella fue atacada en dos películas muy similares. Objetivo: La Casa Blanca de Antonie Fuqua, con Gerard Butler y Morgan Freeman y Asalto al poder de Roland Emmerich, con Jamie Foxx y Chaning Tatumm. Lo primero hay que hay que decir de estas dos películas es que no han cumplido su objetivo principal: ganar dinero. Objetivo: La Casa Blanca costó 70 y recaudó 160, Asalto al poder gastó 150 y recuperó 205. Nada que ver con los más de 800 millones de dólares logrados en 1996 por Independence Day, también de Emmerich.
Aparte de las cuentas, más o menos similares, hay una clara diferencia entre la habilidad de Fuqua y la torpeza de Emmerich. Asalto al poder tiene un guión imposible, con unos diálogos muy torpes y personajes descerebrados muy poco creíbles. Y no es que la película de Fuqua sea un obra maestra pero al menos es una explosión controlada de incoherencias, personajes poco definidos aunque inteligentes y simpáticos.
Lo más asombroso de Asalto al Poder es que ni siquiera gana en espectacularidad a Objetivo: La Casa Blanca, algo presumible en el cine de Terminator Emmerich.
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