Dos canciones: un principio y un final

Hoy sería el día para comentar las nominaciones de los Oscar, pero eso ya lo hice ayer. Por cierto, que la ceremonia de lectura de nominados es de lo más estresante. 5 minutitos y a la calle. ¡Cómo para tuitear algo!.

Quería hablar de un principio y un final de dos películas que me han gustado especialmente. Los dos tienen música muy bien seleccionada para acompañar el momento. El comienzo que me ha llamado la atención es el de la ganadora del Globo de Oro y nominada al Oscar como película de animación: Frozen. La música choca un poco porque funde coros tribales de corte africano con otros de tono más clásico. Pero llama la atención y funciona.



El otro corte es del final de El Hobbit: La desolación de Smaug. No tiene nada que ver. Largo fundido en negro y empieza a cantar una voz desnuda. No hay prisa en mostrar los títulos de crédito; hay que dar al espectador unos segundos para volver al planeta Tierra. No es la primera película que utiliza este efecto para terminar: el último capítulo de la 2º temporada de Justified (¡qué escena con Margo Martindale!), el final de Camino a la perdición (¡Era mis padre!), el de La carretera...

Esta canción final de la última película de Peter Jackson está compuesta e interpretada por uno de las voces musicales más importantes en 2013: el británico Ed Sheeran, de apenas 22 años (The A Team, Drunk, Lego House). Curiosamente este cantante compuso dos temas para la música de Los Juegos del Hambre: En llamas, pero finalmente le sustituyeron por Coldplay y Christina Aguilera. Sheeran se ha quedado con la mejor película y ha logrado una letra muy lírica, respetando el estilo de Tolkien y dejando que la voz domine sobre la guitarra y el violín. Una maravilla para un final redondo.

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