Una canción maravillosa y muchos minutos perdidos

Lady Gaga y Bradley Cooper tienen voz y encanto. Incluso una extraña química entre ellos. Pero esta 4ª versión de Ha nacido una estrella depende demasiado de ellos y de dos memorables canciones que no llenan 135 minutos. Hay muchas escenas innecesarias con diálogos que cuesta creer. Tampoco la edición de la película ayuda a lograr la intensidad de una historia de vaivenes sentimentales y profesionales en que ni el amor, el arte, la soledad o el alcoholismo acaban de conmover.

Bradley Cooper es mejor director, cantante y actor que guionista. Una carencia fundamental. Probablemente su película sea mejor versión de Ha nacido una estrella que la de Barbra Streisand y Kris Kristofferson, pero no está la altura de los musicales de Wellman o Cukor.

Siempre nos quedaremos con ganas de saber que habría echo Clint Eastwood con Beyoncé de protagonista que era el proyecto original (cancelada por el embarazo de la cantante). Desde luego Bradley Cooper habrá dejado contento a los productores: con un presupuesto de 36 millones de dólares lleva ingresados 260. Y seguro que en las nominaciones a los Oscar estará lo mejor de la película: Shallow.

Calificación: 5´5

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