"La Ola": ¿Podría volver?

El hundimiento (2004), Sophie Scholl (2005), La vida de los otros (2006)… El cine alemán vive un gran momento con películas reconocidas internacionalmente. Aparte, como no podía ser menos, este cine se caracteriza por buscar la reflexión del espectador. Si en El hundimiento se planteaba la famosa pregunta de por qué los propios alemanes no derribaron el nazismo, en La Ola se formula otra no menos espinosa: ¿Podría volver a suceder?

Alemania en la actualidad. Al profesor Rainer Wenger (Jürgen Vogel) le cambian de asignatura: de su deseada asignatura sobre la anarquía, pasa a dar una sobre la autarquía. Viendo el desconocimiento cultural generalizado en su clase sobre este tipo de dictadura, decide poner en práctica esta ideología con sus alumnos. Así su clase empezará a tener elementos que la unen en torno a un equipo de waterpolo de varios alumnos de su clase: un uniforme, un nombre (La Ola), un logo, un saludo, etc… Lo que en principio surge como un original divertimento pedagógico comenzará a mostrar comportamientos sospechosos.



La película está basada en sucesos reales que ocurrieron en 1967 en la institución Cubberley High School en Palo Alto (California). Aún así, desde el primer minuto el espectador tiene la difícil papeleta de tenerse que creer el proceso de fidelización absoluta de alumnos de 18 años a un profesor evidentemente carismático. Esta credibilidad se pone en entredicho conforme avanza el metraje y los comportamientos de los alumnos se radicalizan. Parece que el director y guionista de la película es muy consciente de este peligro y por eso muestra posiciones distintas: los que la apoyan hasta niveles extremos (brillante el retrato del personaje enloquecido que se ofrece a ser guardaespaldas del profesor), los que dudan de ella (algunos alumnos que abandonan inicialmente la clase) y aquellos que se manifiestan en contra de “La Ola”.

El director de la película es muy hábil en mostrar una generación de jóvenes en la que se hace creíble la manipulación y el deseo de pertenecer a algo y de creer en alguien. De esta manera define a los jóvenes actuales como seres anónimos, enganchados a Internet, sin ilusión ni interés por nada que no sea el fin de semana, que desprecian toda cultura que no sea visual y que incluso el sexo de una sociedad hipersexualizada acaba por aburrirles.

El reflejo de esta realidad es posible gracias a unas interpretaciones sobresalientes en las que es muy difícil acordarse de una frase mal dicha o un gesto mal interpretado. En este sentido el trabajo de dirección de actores, la mayoría anónimos, es brillante ya que hubiese sido muy fácil caer en excesos interpretativos.

Por otro lado la película tiene una gran fuerza visual a partir de planos cercanos y cámara en mano que dan mayor credibilidad a lo que el guión cuenta sin necesidad de subrayados: la vaciedad de las ideologías radicales, la cercanía entre ellas mismas y su relación con la violencia, la enorme influencia que puede llegar a tener la educación, la debilidad intelectual de buena parte de los jóvenes que comparten incultura y tiempo libre…

La película obtuvo una buena taquilla en su estreno en Alemania en el mes de marzo y recibió elogios por parte de la crítica en el pasado Festival de Sundance.

Calificación: 8

"En el nombre del padre": Cosecha del 93

1993 fue un año redondo para el cine. Aún recuerdo las 5 nominadas en una ceremonia de los Oscar que ví codificada y con el audio impagable de la Cadena Ser. Lo que queda del día. La lista de Schindler, El fugitivo, En el nombre del padre... Sólo sobraba El piano, que tenía una de las mejores bandas sonoras de la historia del cine y mucha vaciedad barrocamente disimulada.



En el nombre del padre es una de las mejores película de Jim Sheridan, que era un cineasta magníficos en los 90 y principio del siglo XXI. Mi pie izquierdo, El prado, The boxer, En América... Un director irlandés que además escribía sus películas. Un autor en toda regla. Emma ThompsonPete Postlethwaite y Daniel Day Lewis estaban sublimes en esta historia real que dejaba muy mal al Reino Unido y a su clase política y jurídica.

135 minutos de poderío dramático, veracidad histórica y una canción final de Sinead O´Connor que te quedabas escuchando hasta el final de los títulos de crédito. El shock cinematográfico que sentí al acabar de ver esta película (el clímax del juicio es un portento) aún lo tengo grabado. Y han pasado 25 años.

En el nombre del padre no ganó ninguna de sus 7 nominaciones al Oscar. Era la noche de Spielberg. Se lo había ganado. Pero la película de Sheridan sigue en el Olimpo del cine jurídico.

Calificación: 9



"Godless" se quedó en promesa

El primer capítulo de Godless tenía eco de los western de John Ford y Howard Hawks. Incluso de Sin perdón, una de las obras maestras de Clint Eastwood. Sin embargo hay series que se vician con el paso de los capítulos y ésta es una de ellas.

Y eso que el reparto está elegido a la perfección. A todos ellos los hemos visto en Downton Abbey, Halt and Catch Fire, Convicto...


Calificación: 6



¿La comedia mejor dialogada de la Historia del Cine?

Uno, dos, tres es una de las comedias más divertidas e inteligentes de Billy Wilder. Con la Alemania dividida en dos de los años 60, esta historia ridiculiza el muro de Berlín, el nazismo, la superficialidad norteamericana, el comunismo... Con acidez y un ritmo vertiginoso de diálogos sencillamente geniales que pelean por superarse entre ellos.

Poner al frente a James Cagney como gran jefe de promoción de Coca-Cola era una opción insólita. No era el actor que nadie hubiese imaginado pero su interpretación es colosal. Sus chasquidos de dedos, la hiperactividad de sus movimientos, los gritos con los que organiza toda una "campaña" para salvar el puesto ante su superior hacen de este personaje uno de los más logrados en la comedia americana de los años 60.

La música de André Previn es ya un clásico.

Calificación: 9




"Retratos de una obsesión"

Mark Romanek (Nunca me abandones) realizó en 2002 este thriller que tiene mucho del Hitchcock de La ventana indiscreta y Psicosis. Robin Williams compone un personaje encantador que da verdadero pánico: un revelador de fotos obsesionado por las vidas que hay detrás de cada imagen.
Aunque la película se rompe en una escena demasiado escabrosa en el último cuarto, la historia está llena de sabiduría narrativa.

Como buen cine desarrolla la historia con imágenes, una magnífica voz en off y diálogos de múltiples significados. Una perla bastante olvidada del cine del siglo XXI.

Y el cartel está a la altura de la película. No así el trailer, que es de esos que te cuenta todos los giros interesantes de la película.

Calificación: 8





El tesoro y el ancla de Aaron Sorkin

Aaron Sorkin es el mejor guionista de Hollywood. Pero tiene un problema: lo sabe. En su primera película también como director muestra su genialidad en decenas de escenas brillantes con Jessica Chastain de protagonista emblemática. Pero también muestra sus excesos con el metraje y los diálogos interminables. Dura 140 minutos y al menos hay 30 de recreo verborreico, de escenas idénticas de poker entre hombres ricos y corruptos rodeados de bellezas empeñadas en mostrar sus escotados vestuarios de mujeres-objeto.

La película es muy irregular en casi todos sus aspectos. Empieza con trepidación e inteligencia y acaba de manera acelerada y torpe. Tiene personajes muy bien desarrollados; el abogado (fantástico Idris Elba), el padre de Molly (que redención artística más completa la de Kevin Costner), y otros que no llegan a buen puerto: los mafiosos rusos de cartón piedra, el joven personaje interpretado por Michael Cera. Una opera prima solvente, incluso notable, que podía crecer mucho más si Sorkin se hubiese dispersado menos.   

Calificación: 7´5

"El gran showman" es Hugh Jackman

Hugh Jackman merece un Oscar. Cuando hace años protagonizó Los miserables no supieron aprovechar que "Lobezno" baila mucho mejor que canta. Así demostró en los Oscar de 2009 y en varias campañas de publicidad.





El gran showman era una de las atracciones finales de 2017: una película familiar para llenar las salas en Navidad. Además está nominada para varios premios importantes en 2018 (Globos de Oro, Critics Choice Awards). Este biopic recoge algunos años de la exitosa vida de Phineas Taylor Barnum (1810-1891), un empresario circense estadounidense, fundador del "Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus" conocido como "el mayor espectáculo en la tierra".

Este proyecto ha tardado 6 años en salir a la luz con un presupuesto generoso de 84 millones de dólares y el patrocinio de Hugh Jackman. Sorprende la fluidez narrativa y visual del primerizo Michael Gricey que claramente ha optado por el estilo que hizo tan famoso a la película Moulin Rouge, aunque con un menor barroquismo en el uso del color y el tratamiento fotográfico



El guion lo firma el experto Bill Condon (Dreamgirls, Chicago, La Bella y la Bestia) que desarrolla mucho mejor la segunda parte de la película que la primera. Algo que en general afecta también a la música y las coreografías: conforme avanza la película cada vez son más sorprendentes y memorables.

Junto a Hugh Jackman, están espléndidas Michelle Williams, Keala Seatle, Rebecca Ferguson y ZendayaZac Efron protagoniza un baile sensacional en el que vuela por los aires, y está más contenido que en otras ocasiones aunque le sigue faltando ese punto necesario de naturalidad delante de la cámara.



Con la reescritura de algunas escenas y la mayor elaboración de algunas insulsas canciones iniciales la película sería sobresaliente. Aún así es una película que reúne todos los componentes de un gran espectáculo que además tiene personajes de carne y hueso. Para mí uno de los mejores títulos del año y uno de los musicales más imponentes del siglo XXI.

Espero que This is me sea la canción ganadora del Oscar de este año. Fantástica. Aunque hay 3 o 4 también muy logradas en la película compuestas por Justin Paul y Benj Pasek, ganadores del Oscar el año pasado por La La Land y responsables de las pegadizas canciones de Trolls.

Calificación: 8





"Spiderman" sí que mola

La película que ha realizado Jon Watts (ese desconocido que sorprendió con Coche policial) mola mucho. Y utilizo esa expresión porque es lo que transmite la película: un adolescente que disfruta como adolescente jugando a ser superhéroe. Con esta idea original el guión podía ser un auténtico desastre si se hubiese pasado de guay y el actor principal no fuese alguien tan carismático y espontáneo como Tom Holland. El que fuese protagonista de Lo imposible es un actor formidable, que se mueve y habla con estilo propio sin mirarse al espejo por el retrovisor (algo que le falta a la "guapa" que le han puesto de novia). Él resulta encantador y ella bastante insulsa y algo postiza.

La película la ví hace meses y la he vuelto a ver hace unos días. Me gustó entonces y me ha parecido aún mejor ahora. Divertida, con ritmo y algunos buenos secundarios: el amigo gordo, el "jefe de la silla" es un personaje que podía estar en la 1ª temporada de Stranger Things, la depresiva compañera de clase bordada por Zendaya.... Michael Keaton es un canalla más prescindible pero con oficio. Más atinadas son la simpáticas apariciones de Iron Man y el Capitan América.

La película ha rehecho una saga muerta y ha logrado una taquilla fantástica (casi 900 millones con un presupuesto de 175) con un metraje de 135 minutos que se te pasa volando. Además tiene buena música y mejores escenas de acción.

Calificación: 7´5