Uno, dos, tres es una de las comedias más divertidas e inteligentes de Billy Wilder. Con la Alemania dividida en dos de los años 60, esta historia ridiculiza el muro de Berlín, el nazismo, la superficialidad norteamericana, el comunismo... Con acidez y un ritmo vertiginoso de diálogos sencillamente geniales que pelean por superarse entre ellos.
Poner al frente a James Cagney como gran jefe de promoción de Coca-Cola era una opción insólita. No era el actor que nadie hubiese imaginado pero su interpretación es colosal. Sus chasquidos de dedos, la hiperactividad de sus movimientos, los gritos con los que organiza toda una "campaña" para salvar el puesto ante su superior hacen de este personaje uno de los más logrados en la comedia americana de los años 60.
La música de André Previn es ya un clásico.
Calificación: 9
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