Werner Herzog (Munich 1942) es probablemente el director de documentales más importante de la actualidad. Desde finales de los 60 ha dedicado casi toda su actividad profesional a historia muy diversas pero que reflejen un interés creciente por el uso de la música como elemento dramático, la utilización metafórica de la naturaleza y una visión bastante pesimista y nihilista del ser humano.
Para quién no conozca su biografía le aconsejo que investigue por su cuenta por que no tiene desperdicio. Herzog nació en plena decadencia del Reich alemán de Hitler, años después fue abandonado por su padre, y ya en la tardía adolescencia viajó por todo el mundo en busca de historias que contaría en más de 30 títulos desde finales de los 60. Entres sus película destacan Grizzly Man (documental por el que fue nominado al Oscar), Encuentros en el Fin del Mundo, El país del silencio y la oscuridad y Futuro incierto. Siempre ha sido un personaje lúcido y extravagante, capaz de cumplir una apuesta que consistía en comerse su propio zapato (como casi todo, está en Youtube), emulando a Chaplin en La quimera del oro.
Estos apuntes biográficos creo que son necesarios para entender este documental que mira a la prehistoria en 3D. El uso de esta técnica da bastantes posibilidades ya que la profundidad de campo es un valor esencial para reflejar la belleza de la cueva y los magníficos paisajes periféricos, especialmente en los logradísimos planos aéreos. La variedad de personas que explican la cueva (historiadores del arte, geólogos, paleontólogos) hace que el documental no pierda interés en ningún momento y que sea muy asequible entender la trascendencia de este descubrimiento.
Herzog se apoya en su fotógrafo y compositor de banda sonora habitual para crear una atmósfera muy sugerente. La importancia de la música es tan grande que el cineasta rodó otro mediomentraje sobre la labor de Ernst Reijseger titulado Oda al amanecer del hombre, en el que se ve la maestría del compositor que logra que los instrumentos vayan mostrando la evolución del ser humano desde sus orígenes. Esta banda sonora cuenta con la inestimable ayuda de la voz narradora del propio Herzog que es muy sugerente, con un matiz y una cadencia difícil de encontrar.
Es una lástima que este director tenga una mirada tan distinta a la de Malick en El árbol de la vida. Ambos cineastas comparten esa admiración respetuosa hacia la Creación, pero donde uno ve orden y armonía el otro ve caos y sinsentido. La película se resume en una metáfora (el cocodrilo albino que se mira al espejo), muy creativa y sugerente pero que da un tono innecesariamente nihilista y pedagógico al documental.
Calificación: 8
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