Al guión le falla un desarrollo errático en el que casi nada sorprende. Una y otra vez se da vueltas sobre lo mismo, con una música idéntica que acaba por agotar a cualquiera, y uno de los peores finales que he visto en la serie hasta ahora. Quedan algunos detalles brillantes, pero la absurda y constante evaluación a la que nos someten redes sociales como facebook, twitter o instagram, merecía un tratamiento más original y crítico. Y sobre todo menos simplista y maniqueo.
En definitiva, para mí uno de los capítulos más prescindibles de esta visionaria serie del caústico Charlie Brooker.
Calificación: 6´5/10
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