El genial y octogenario director de Brooklyn se mueve como pez en el agua en la edad dorada de Hollywood. Ya lo demostró en dos de sus obras maestras: Balas sobre Broadway y La rosa púrpura del Cairo.
En Cafe Society transmite ese romanticismo sin fecha de caducidad que domina a la perfección. Hay glamour en el vestuario, la fotografía, la música. Pero pero lo fundamental es la sofisticación en los diálogos de los clásicos de Hawks, Wilder o Lubitsch.
Qué diferente es la brillante escena del encuentro fortuito de Jesse Eisenberg con la prostituta que el cúmulo de diálogos zafios y redundantes que hay en títulos recientes tan fallidos como Vicky Cristina Barcelona o A Roma con amor. El cuarteto de actores protagonistas es muy variado pero cada uno está perfecto, especialmente Eisenberg y Kristen Stewart, que no deja de callar bocas con una variedad de registros y una naturalidad que no deja de sorprender.
Todavía no he visto la serie que ha escrito con desgana y muchas dudas con Miley Cyrus como actriz protagonista. Pero supongo que estará muy lejos del nivel de Cafe Society, película que inauguró el último Festival de Cannes.
Calificación: 8
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