Había oído comentarios distantes de su paso por Cannes, pero la última película de Spielberg es peor de lo que imaginaba. Tenía todo para ser uno de esas películas de fantasía encantadoras del director de E.T. o Indiana Jones, un regreso a un estilo que él mismo creó y que fascino en los años 80. No ha sido así. Para mí es una de las peores películas de Spielberg junto con Lincoln y 1941.
Mi amigo el gigante es plana y previsible desde la primera escena. Para empezar, la niña que se ha escogido no le cae bien a la cámara y su interpretación es teatrera y gesticulante. Un gran problema porque ella y el gigante soportan todo el peso de la película. Mark Rylance (maravilloso en El puente de los espías),"interpreta" de alguna manera al gigante bobalicón que se equivoca mil veces al pronunciar las palabras (un recurso utilizado hasta la saciedad en otras películas y que no tiene ninguna gracia en mayores de 7 años). Su fisonomía está tratada digitalmente con una animación que le deja un rostro muy poco expresivo, coherente con los pobres parlamentos que le toca malpronunciar.
Ningún personaje tiene algo de magia en lo que dice y hace, y todo queda en un teatrillo de gigantes idiotas y una niña que parece inhumana porque ni siente ni padece. Hay mucho color y mucho efecto especial pero la atracción no tiene vuelo ni motor narrativo. Es como sí el director fuese el peor Zemeckis del cine de animación en 3D (Polar Express, Beowulf).
Por si fuera poco, la banda sonora de John Williams no nos deja ni un segundo de respiración. Algo que es especialmente agotador al tratarse de una de esas composiciones rutinarias del músico más galardonado de la Historia del Cine.
La película ha costado 140 milllones de dólares y en Estados Unidos apenas ha ganado 40 en su primera semana de estreno en Estados Unidos. Y no lo va a tener fácil para competir en cartelera con Jason Bourne, Mascotas o Buscando a Dory.
Calificación: 3/10
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