Últimas despedidas

Disfrutando de una noche coruñesa de mantita y fresco, ayer descubrí una película estupenda. Nunca es demasiado tarde es la historia de un hombre que prepara los funerales de las personas que mueren sin que nadie les eche de menos. Es una historia pequeña que te deshace desde el primer minuto. Probablemente no haya nada más duro que pensar que nadie acudirá a tu entierro. Que nadie tendrá la necesidad de despedirse de ti. Por eso el protagonista de esta película resulta tan conmovedor y profundamente humano.

Eddie Marsan, un actor londinense que definitivamente ha dado el salto a personajes protagonistas, hace una recreación muy difícil; apenas expresa con su rostro, sus palabras... Pero esa contención es muy significativa. Él soporta todo el peso de una película perfectamente medida en sus silencios, miradas, apuntes musicales (otra gran banda sonora de la últimamente descuidada Rachel Portman). La criada de Downton Abbey (Joanne Froggat) tiene un personaje complementario muy pequeño pero perfectamente retratado.

Una de esas película diferentes que hay que recuperar necesariamente en DVD.

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