No es la primera ni la última película sobre hacia dónde va la juventud actual, pero esta vez hay que reconocer que la propuesta tiene fuerza y estilo personal. Siendo una historia brutal logra que los tres protagonistas tengan matices y vida a pesar de tener reacciones más propias de un simio que de un ser racional.
Los héroes del mal habla de jóvenes con carencias afectivas, y tal vez ese sea ese el problema de la película: que apenas hay mayores y padres que influyan en sus vidas (algo que resulta muy desconcertante). Lo que más me gusta es que el diagnóstico es tan incómodo como certero. La violencia es la consecuencia lógica de adolescentes salvajes sin control ni familia y con demasiado tiempo libre. Es verdad que la película da pocas respuestas al problema, pero al menos alerta de algo que ya está sucediendo en muchos colegios.
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