Con tanta peli de "esto está a punta de reventar como no había reventado antes" un día de estos nos encontramos ante una ola kilométrica, un virus universal o un terremoto que nos lleve a todos por delante. Que estamos en una época de crisis ambiental está claro, pero quizás habría que variar de temáticas en la ciencia-ficción. Entre zombis, superhéroes y fines del mundo apocalípticos llevamos varios años que aquí no hay quien pare de estampar edificios y explotar aviones contra olas gigantes. Y si no que se lo digan a Roland Emmerich y Michael Bay.
La última de la colección es San Andreas (nada que ver con el ultraviolento y sexualizado juego de ordenador). Esta nueva destrucción masiva está protagonizada por uno esos músculos vivientes que más que actuar se dedica a intentar salvar la raza humana a base de golpes (Dwayne Johnson). El director es Brad Peyrton que tiene una filmografía como para esconderla al fondo del cajón (Viaje al centro de la Tierra 2, Como perros y gatos: La venganza de Kitty y Lagore). Al menos el guionista sabe escribir como ya demostró en la serie Motel Bates.
Lo asombroso es que lo de tsunamis y terremotos en California no es un argumento del todo descabellado como bien apunta el siguiente documental.
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