8 años después de su estreno he logrado ver esta original y colorista película. Spike Jonze y David Fincher en la producción, el indio Tarsem Singh en la dirección (La celda, Blancanieves, Inmortales).
Esta fábula es una de esas películas a las que uno tiene que llegar preparado. No sigue una reglas narrativas convencionales ni un estilo reconocible.
Tampoco es que estemos hablando de una extravagancia dirigida únicamente a espectadores con antenas, capaz de disfrute del cine de Wes Anderson o Jim Jarmusch. En el fondo es un cuento muy sencillo apoyado en referentes universales contado de una manera personal, creativa e ingenua. Los brochazos llamativos y estilizados son constantes y juegan al límite, pero finalmente logran el propósito de ahondar en el sentido redentor de la metáfora literaria y la amistad.
La pequeña niña rumana Cantica Untaru compone un personaje extraordinaria. Lástima que no hayamos podido volver a verla en la pantalla grande. Y los vestuarios de la maestra japonesa Eiko Ishioka desbordan estilo propio y color.
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