"Mi vida sin mí": reconciliarse con Isabel

Rodar una peli en la cuerda floja tiene mérito. Rodar así varias películas puede ser un suicidio cinematográfico. En los últimos años las películas de Isabel Coixet me han dejado muy frío, es como sí el ingenio y la sutileza de sus primeras películas hubiese pasado por un filtro de pedantería sensiblera. Elegy y sobre todo Mapa de sonidos de Tokio, me recordaban a la decadencia de las últimas películas de Garci.

Escribo esto no para negarles el pan y la sal a Garci y Coixet que me parecen dos auténticos genios en sus momentos dulces y dos muermos cuando caen en la autocomplacencia. Con Garci hace poco me reconcilié viendo Las verdes praderas y La herida luminosa. Isabel Coixet ha vuelto a ganarme con Mi vida sin mí, una película de esas que no se olvida fácilmente. Vives con ellas un tiempo. Y eso no es fácil encontrarlo... Lástima que a la película le falta un grado de profundidad para ser del todo coherente (me sorprende la relación con Mark Ruffalo y la absoluta falta de conciencia de culpa). Pero aún así la película está llena de diálogos y miradas enormes (lo de Leonor Watling es un prodigio de guión, interpretación y planificación visual).

3 comentarios:

  1. Pues a mi, la penúltima de Garci, Luz de Domingo, me pareció muy buena. Es cierto que Sangre de Mayo no salió demasiado bien; se equivocó al adaptar dos novelas de Galdós y no centrarse sólo en la del dos de mayo.

    ResponderEliminar
  2. Coixet estaba cómoda en un tipo de historia muy específica, muy delimitada. Cambió el tono y se perdió. Estoy de acuerdo.

    ResponderEliminar
  3. Las tres bes: balor, balentia y buevos25 de julio de 2011, 7:53

    Isabel Coixel es tan políticamente correcta que me prouce cierta repugancia.
    Por cierto, para interepretar esta escena, ¿pusieron un doble a Leonor Watling? Jo, es que se estaba mojando todo el rato.

    ResponderEliminar