Las 3 horas de duración de Rocco y sus hermanos (1960) son, probablemente las mejores de Luchino Visconti junto con los 186 minutos de El gatopardo (1963). La descripción de una familia que deja el entorno rural para construir una vida nueva en Milán, tiene el detallismo y la sugerencia de las grandes obras del cine. Rocco, interpretado por un primerizo Alain Delon, tiene la vulnerabilidad y el carisma de un personaje imborrable. Al igual que esa Mamma italiana que chilla, abraza y pierde con frecuencia sus nervios desatados. La belleza de la planificación que logra Visconti, hace que su contemplación produzca una verdadera catarsis.
El neorrealismo de la película tiene un esteticismo muy compatible con ese verismo en el vestuario, las localizaciones o la decoración de interiores. La fotografía de Giussepe Rotunno (Los girasoles, All that Jazz, Amarcord) y la música de Nino Rota (El padrino, Romeo y Julieta, Fellini, ocho y medio) muestran el talento desbordante de estos dos grandes maestros del cine italiano.
Calificación: 9
"Tres idénticos desconocidos": Verdades increíbles
El primer documental de Tim Wardle cuenta una de esas historias reales que parecen diseñadas por el guionista más creativo y original. La vida de estos trillizos tiene un arranque imponente, pero aun más interesante son los giros que acercan al espectador a estos personajes desde una variedad de tonos fascinantes. Tres idénticos desconocidos tiene humor, drama, ciencia, interrogantes y verdad. El director es muy inteligente al dejar algunos puntos suspensivos que casi obligan al espectador a hacerse preguntas y sacar consecuencias. La edición es excelente impulsando la narración con un ritmo admirable. Uno de esos documentales necesarios.
Calificación: 8´5
Calificación: 8´5
"El hoyo": El dominio de la metáfora
Aunque hacía meses que llevaba detrás de esta película, finalmente he llegado a verla en un momento en que todo el mundo habla de ella. Esas extrañas coincidencias entre la realidad la ficción y la ficción, han convertido a esta obra tan sorprendente de la Ciencia ficción nacional en un fenómeno viral casi 6 meses después de su aplaudido y premiado estreno en Sitges. Que su estreno en Netflix coincida con el más insólito de los confinamientos, ha dado a El hoyo un imprevisto y luminoso foco de interés en redes sociales.
Con un primer acto sensacional, la película se enfanga en un gore innecesario y demasiado disperso en el segundo, para acabar brillando en el desenlace. Con una economía de medios encomiable, El hoyo es una metáfora en cadena que activa al espectador ofreciéndole una experiencia límite. Como ya sucediese en la infravalorada Verbo, El Quijote de Cervantes vuelve a ser el mejor traductor de un descenso a los abismos del ser humano.
El casting, la dirección de actores y la interpretación hacen posible que la película se mantenga en pie a pesar de innumerables giros y trampas. Algunos se exasperarán ante las múltiples lecturas que propone la película, pero muchos otros quedarán atrapados en sus inteligentes redes. Sin contar nada del argumento -que sería casi delictivo-, El hoyo tiene bastantes conexiones con Parásitos o Ad Astra, pero no llega tan lejos en su recorrido. Y, desde luego, no logra la perfección técnica y conceptual de las obras maestras de la Ciencia ficción contemporánea: Gravity y La llegada. Aun así, El hoyo es una película más que notable, con escenas extraordinarias que asumen riesgos de autor en una opera prima de enorme valor. Un título que merece entrar por la puerta grande en La edad de oro del cine español.
Calificación: 8
Con un primer acto sensacional, la película se enfanga en un gore innecesario y demasiado disperso en el segundo, para acabar brillando en el desenlace. Con una economía de medios encomiable, El hoyo es una metáfora en cadena que activa al espectador ofreciéndole una experiencia límite. Como ya sucediese en la infravalorada Verbo, El Quijote de Cervantes vuelve a ser el mejor traductor de un descenso a los abismos del ser humano.
El casting, la dirección de actores y la interpretación hacen posible que la película se mantenga en pie a pesar de innumerables giros y trampas. Algunos se exasperarán ante las múltiples lecturas que propone la película, pero muchos otros quedarán atrapados en sus inteligentes redes. Sin contar nada del argumento -que sería casi delictivo-, El hoyo tiene bastantes conexiones con Parásitos o Ad Astra, pero no llega tan lejos en su recorrido. Y, desde luego, no logra la perfección técnica y conceptual de las obras maestras de la Ciencia ficción contemporánea: Gravity y La llegada. Aun así, El hoyo es una película más que notable, con escenas extraordinarias que asumen riesgos de autor en una opera prima de enorme valor. Un título que merece entrar por la puerta grande en La edad de oro del cine español.
Calificación: 8
1962: Bergman contra Berlanga
En la ceremonia de los Oscar de 1962 coincidieron Ingmar Bergman y Luis García Berlanga en el sprint final por el premio a la mejor película extranjera con Como en un espejo y Plácido, respectivamente. El director sueco ya había sido premiado el año anterior por El manantial de la doncella, mientras que Berlanga llevaba la segunda película española a los Oscar (cuatro años antes, Juan Antonio Bardem había sido nominado por La venganza; un premio que finalmente se llevó Jacques Tati por Mi tío)
Hace unos días pude ver la película con la que Bergman ganó Berlanga; un drama intimista y psicológico que conserva esa amargura y soledad que caracterizó la obra del cineasta y dramaturgo de Upsala (Suecia). Destacan la perfección en la composición de los planos, el reparto y la fotografía, pero el guión y el tono han envejecido más que en otras obras maestras del cineasta sueco como Fresas salvajes o Fanny y Alexander.
Calificación: 8
El paso del tiempo ha sentado mejor a Plácido, una comedia navideña muy negra y ácida, pero con una maestría en las escenas corales, los diálogos y el ritmo que sigue siendo admirables. Berlanga no volvió a ser nominado a los Oscar, y el cine español tendría que esperar otras dos décadas hasta que Garci obtuviese la preciada estatuilla por Volver a empezar.
Hace unos días pude ver la película con la que Bergman ganó Berlanga; un drama intimista y psicológico que conserva esa amargura y soledad que caracterizó la obra del cineasta y dramaturgo de Upsala (Suecia). Destacan la perfección en la composición de los planos, el reparto y la fotografía, pero el guión y el tono han envejecido más que en otras obras maestras del cineasta sueco como Fresas salvajes o Fanny y Alexander.
Calificación: 8
El paso del tiempo ha sentado mejor a Plácido, una comedia navideña muy negra y ácida, pero con una maestría en las escenas corales, los diálogos y el ritmo que sigue siendo admirables. Berlanga no volvió a ser nominado a los Oscar, y el cine español tendría que esperar otras dos décadas hasta que Garci obtuviese la preciada estatuilla por Volver a empezar.