La 2ª temporada de la representante de PS Managment, ahora en Netflix, ha sido sensacional. El segundo capítulo se queda un poco fuera de juego pero los cuatro restantes son muy divertidos, con un ingenio más elegante y variado que en la primera temporada. Los Javis se han convertido en los Woody Allen de las series españolas: todo el mundo quiere un cameo en Paquita Salas. Aunque sean dos líneas.
La cantidad de estrellas estrelladas que aparecen en esta nueva temporada es meteórica. Y la capacidad de reírse de sí mismas y de ese mundo tan estrafalario de glamour y burbuja es inaudito. Basta con ver a Míriam Díaz-Aroca o Ana García Obregón en pleno esperpento de sí mismas.
La selección de las canciones para la serie vuelve a ser un elemento fundamental para lograr ese ambiente ochentero de caspa y brillantina. Los finales del primer y el último capítulo (para mí los mejores de la temporada) llegan muy lejos gracias a el impulso de las míticas No controles de Olé Olé y Punto de partida de Rocío Jurado.
Si los anuncios promocionales fueron muy celebrados, esta segunda temporada ha estado a la altura. Paquita sigue creciendo y quiere más. Nosotros también. Habrá tercera temporada.
Calificación: 8
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