Todo el mundo habla maravillas de la última película de Javier Fesser. Lo entiendo. Eso sí, tiene algo imperdonable: la banda sonora. Coincido plenamente en este aspecto con Roberto Morato en Imágenes de actualidad. Excesiva y por momentos agotadora en algunas canciones tan repetitivas como la inacabable canción de Coque Malla.
Lo pongo en primer lugar porque reconozco que me resulta difícil hablar con ilusión de una película cuya música me parece un pequeño martirio. Pero aún así Campeones merece un trato favorable. Es una comedia peligrosa ya que toca aspectos muy sensibles y lo hace con sensibilidad pero no sensiblería. Cada uno de los jugadores tiene su magia y genera diálogos muy divertidos, con ese toque surrealista de Fesser que aquí está totalmente entonado.
Más allá del buen ritmo y la simpatía la película tiene el don impagable de remover, hacer pensar y proponer soluciones a problemas muy complejos. El director de El secleto de la tompleta o El milagro de P. Tinto es muy hábil a la hora de enfrentar al protagonista con sus propios defectos con ironía y medida. Javier Gutiérrez está acostumbrado a interpretar personajes despreciables como el protagonista, pero aquí también tiene la oportunidad de hacerlo cambiar y crecer con argumentos mostrados con talento y naturalidad.
El cine español sigue conquistando nuevos géneros. El último de ellos es el cine deportivo de superación y redención. Una alegría más para la industria que observa como la película de Fesser es la más taquillera en su primera semana de recaudación. No me extrañaría que llevase a mucha gente a las salas. Es un blockbuster a su manera, además de muy buen cine.
Calificación: 8
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