El tío político de "Breaking Bad"

Vince Gilligan, desarrolló una precuela sobre uno de los personajes más representativos de la serie Breaking Bad. Posteriormente conocido como Saul Goodman, Jimmy McGill es, tal y como lo define uno de los personajes de Better Call Saul, “el típico abogado que siempre eligen los que son culpables”. Es un tramposo sin remedio y un perdedor superviviente. Pero su patético sueño americano es tan divertido y conmovedor que resulta muy cercano.

Es muy fácil empatizar con este abogado que empieza su carrera en un despacho claustrofóbico en la parte trasera de un salón de belleza oriental. Otro se hundiría trabajando en un lugar así pero Saul siempre va hacia adelante. “Es un lujo poder tener sillones relajantes y agua de pepino gratis en horario nocturno”.


Hay mucho humor e inteligencia irónica en el guión de esta serie, especialmente en algunos capítulos como el 5 o el 6 (éste último nominado a un Emmy). El tono recuerda mucho a la serie Fargo y en general a las películas de los hermanos Coen. El inventor fascinado con una patente de “retretete inteligente especial para niños”, los gemelos skaters o el hermano de Saul que se pasa el día en casa envuelto en una manta plateada que le proteja del mundo exterior… Todos ellos componen un planeta de paranoicos en el que este abogado perdedor es un ejemplo de cordura y sensatez.


El trabajo interpretativo de todo el elenco de actores es sobresaliente. Cada uno de ellos aprovecha sus magníficos diálogos para hacer que la serie sea interesante en cada uno de sus múltiples giros. El compositor Dave Porter (Breaking Bad, The Blacklist) y la directora de montaje Kelly Dixon (The Walking Dead, Halt and Catch Fire) aprovechan la oportunidad de tener libertad creativa para hacer todo un despliegue de imaginación. Todo esto hace que la serie arriesgue con mucha frecuencia hasta llegar a ser una de los títulos más inclasificables y originales de los últimos años.

Calificación: 8

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