Estaban en sus comienzos y no pensaban regatear en riesgo e imaginación. Si su opera prima en 1984 era cine negro renovador (Sangre fácil), en 1987 los hermanos Coen hicieron una comedia loca para hacerles un monumento. Hasta Nicolas Cage está bien, no digamos Holly Hunter o Francesc McDermond.
El guion tiene ritmazo y un humor muy Coen, entre simple y metafórico, surrealista y cercano. Es una de esas películas para lograr inspiración porque ves que cualquier cosa es posible en una comedia siempre y cuando se tenga estilo y coherencia.
Calificación: 8
No hay comentarios:
Publicar un comentario