El cine de terror en la última década ha sido la mina más rentable de la gran industria norteamericana. Con presupuestos minúsculos, una casa y una idea original, los títulos que han logrado taquillazos inimaginables han sido muy numerosos. Insidious, The Conjuring, Paranormal activity, The Purge, La Visita, Múltiple... Y él ultimo en llegar ha sido Déjame salir, una película que tuvo la feliz coincidencia de estrenarse en el final de la era Obama con el debate racial en la pole de la opinión pública.
Los datos son increíbles. Déjame salir costó 4,5 millones de dólares y sólo en Estados Unidos ya logró 175. En España ya es nº1 en taquilla y en total en el resto del mundo en apenas unos días ya ha cosechado 55 millones.
La promoción invasiva de Internet y un tráiler muy impactante (y muy destripador de la historia todo hay que decirlo), han aprovechado una premisa terrorífica tratada con humor e ironía muy pegada a la realidad actual. La película es entretenida y cuenta con varios cambios de tercio muy sorprendentes. También la joven pareja protagonista destaca por una interpretación muy valiosa y creíble. Daniel Kaluuya (Sicario) y Allison Williams (Girls) toman la alternativa y sostienen gran parte de la película componiendo una pareja diferente de indudable química.
Gran parte de la inquietante atmósfera se debe a la siniestra y cómica música del primerizo Michael Abels, que recuerda a la mítica BSO de Bruce Broughton en El secreto de la pirámide.
Aunque la película cumple con creces lo que promete: una historia muy creativa e imprevisible, finalmente el recorrido no deja satisfecho. Hay varias trampas muy torpes en el último tercio (esa puerta abierta de un armario que desvela un secreto fundamental), algunas bromas fuera de lugar y la conclusión no da ningún tipo de trascendencia, contenido ni metáfora a unos personajes títere que van de aquí para allá sintiendo y padeciendo muy poco lo que ocurre.
Comparada con la deslumbrante Cloverfield 10 Lane, Déjame salir resulta insatisfactoria, banal y mucho menos verosímil. Y frente a las últimas de James Wan (las dos partes de The Conjuring e Insidious) la distancia es abismal. Jordan Peele, director y guionista de Get Out, MadTV, Obama y Key and Peele, tiene ingenio para crear historias pero aún le falta mucho para ser un buen cineasta de género.
Calificación: 6
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