A pesar de que ganase el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cannes, la última película de Xavier Dolan fue una de las grandes decepciones de un certamen decepcionante. La historia de una familia intratable que no sabe amar y respetar ya nos la contó mejor en Mommy. EnSólo el fin del mundo todo es más exagerado y repetitivo, y sólo la mirada de un esplendidoGaspard Ulliel nos saca de una rutina familiar desquiciada y muy poco interesante.
También está Marion Cotillard, que hace verdaderos milagros por intentar hacer convincente un personaje mal escrito, y algunos aciertos visuales de Dolan como ese proceso reducido imprevisible con el Dragostei Din Tei. Un momento mágico de cine que nos hace entrever el gran cineasta que en esta ocasión no ha desarrollado con acierto todo su talento.
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