"Moonlight": Traumas sin remedio

Pasará a la historia por protagonizar la escena más esperpéntica en la historia de los Oscar. Más allá del imperdonable error en la entrega de los sobres, La La Land quedará para siempre en la Historia del Cine como una película imprescindible, mientras que Moonlight será uno de esos títulos perecederos.

El argumento hace que sea difícil hacer cualquier crítica negativa porque al personaje no le pueden suceder más tragedias desde que apenas es un niño. A mí no me ha convencido demasiado, a pesar de que la interpretación, la fotografía y algunas partes del guion son de muy buen cine.



Me gusta el último tramo, lleno de minimalismos visuales e interpretativos, pero todo lo demás es simplemente correcto. Esa escena de los adolescentes en la playa que pretende ser uno de los clímax de la película transmite muy poco, al igual que las escenas que comparten madre e hijo. Es un retablo de desgracias en los que hay tonos y sucesos demasiado similares que atascan el motor narrativo y dramático. El desarrollo de los personajes también es bastante plano, con un sufrimiento inerte y pasivo en mucho momentos que no aporta algo significativo a la historia. Me costaría mucho destacar un diálogo o una escena conmovedora en la primera hora de metraje.

El director y guionista es Barry Jenkins (Nueva York, 1979) y ésta es su segunda película por la que ganó el Globo de Oro a la mejor película dramática. Moonlight estuvo nominada a 8 Oscar y finalmente logró llevarse los premios de mejor película, guión adaptado y actor secundario.  

Calificación: 6 

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