Es divertido leer los comentarios y críticas de especialistas en TV sobre esta serie de Jonathan Nolan (Person of interest) y J.J. Abrams (Perdidos, Fringe). Hay algunos devotos que ven en esta serie la sustituta natural de Juego de tronos en el podium mundial de la HBO en los próximos años, una ficción llena de dobles lecturas, inteconexión de historias, etc. Otros están indignados ante tanto postureo vacuo en los diálogos y en la trama, y tanto HBO (culos, tetas, prostíbulos, personajes que sólo piensan en otros personajes para acostarse con ellos cuánto antes mejor).
Para empezar, el argumento de esta serie no es original, ya que se trata de un remake de una olvidada película de 1973 dirigida por el gran escritor de ciencia-ficción Michael Crichton, protagonizada por Yul Brynner y James Brolin. Cuenta la historia de un parque de atracciones que recrea en diferentes zonas a la Roma Imperial, el Oeste americano y la Europa Medieval. La novedad es que los asistentes al parque pueden conectar y comunicarse con los personajes de la época interpretados por robots animados. En original se tituló a la película Westworld y en España se tradujo como Almas de metal.
Siete años más tarde esta historia se centró en el western y se trasladó a la televisión en una serie del mismo título. Allí podíamos ver una joven Connie Sellecca, que con el tiempo sería la famosa protagonista de El superhéroe americano. Este nuevo Westworld era mucho más fallido que la película original y tuvo una escasa aparición en televisión (apenas se emitieron 5 capítulos).
Con estos precedentes no parecía muy entusiasmante lanzarse a una nueva versión, pero la HBO y Jonathan Nolan lograron un presupuesto generoso y un reparto espectacular: Evan Rachel-Wood, Anthony Hopkins, Ed Harris, James Mardsen, Rodrigo Santoro o Sidse Babett Knudsen, protagonista de la prestigiosa serie danesa Borgen.
Desde la intro de la serie vemos que la ingeniería robótica dirigida a la satisfacción sexual va a ser un tema fundamental. Y como desde Terminator la robótica siempre ha sido una excusa perfecta para despelotar al protagonista, aquí lo hacen a lo grande.¡Que se note que es HBO! Cientos de humanoides en desnudo integral en un sólo plano, qué más se pueda pedir a una serie marca de la casa. Por supuesto lo primero que harán los asistentes al parque es localizar el prostíbulo y a cada una de las putas robóticas.
Pero no se equivoquen, esto es HBO y no Gran Hermano. Y Nolan no es Jorge Javier o Mercedes Milá, así que el guión, que firma él mismo, tiene esa aparente riqueza conceptual y metafórica que resultaba atractiva en El caballero oscuro y Origen, y muy pedante-insultante a la inteligencia media en Interstellar. El resultado final es un cocktail entre la sugerencia de una canción calentorra del verano y un manual de psicología astral escrito con lenguaje barroco. Los personajes, humanos o no, son marionetas sin ninguna empatía con el espectador, que actúan de manera incoherente, casi siempre impulsiva, a merced de la triple vuelta de tuerca y el quinto looping que este parque temático nos ofrece. Pero todo muy lento, sin persecuciones. Somos HBO, it´s different.
Basta leer algunas de las perlas de Westworld para entender el celofán filosófico de un guión con menos complejidad que un capítulo de Bonanza. "Tenia una pregunta, una que no debe hacerse y me dio una respuesta, una que no debe conocerse: el infierno está vacío y los demonios están aquí". "Placeres violentos que traen finales violentos". "No es un parque temático, sino un mundo completo". Todas estas máximas no son más que fuegos de artificio de una serie robótica, inanimada y epidérmica en cada diálogo. No es casual que cualquier búsqueda en Internet de Westworld nos lleve a escenas de orgías concurridas y no a diálogos brillantes o planos visualmente creativos.
Pero hay mucha gente que está fanática perdida con esta serie. Correcto, supongo que casi todos que ven en las últimas películas y series de los Wachowski (Sense8, El atlas de las nubes, El destino de Jupiter) el cine, la religión y la ciencia que necesita el mundo moderno. Yo veo a un par de iluminados con un ego a prueba de bombas gastando (y perdiendo) millones de dólares en aburrir al 95% de los que fuimos fanáticos defensores del primer Matrix.
Westworld es la gota que colma la paciencia de los que pensamos que la HBO se ha pasado de burra y de lista hace bastantes años. El mismo tiempo que está aprovechando Netflix para robarle la creatividad, premios y telespectadores. HBO presumirá de moderna, pero no deja de acumular caspa.
Calificación: 5
Muy buena crítica. No puedo negar que caí ante el encanto de la serie y la disfruté, pero siempre sentí que algo le faltaba para ser la próxima Game of Thrones, como ya la denominan muchos. Creo que su punto más débil son los personajes: como dices, no causan mucha empatía y el que la mayoría sean robots no ayuda mucho. Será más fácil que nos deje de importar qué pasará con ellos en el futuro.
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