Llevo años esperando que vuelva la Gracia Querejeta que me deslumbró con Héctor y Siete mesas de billar francés. Incluso me conformo con la calidad de otras dos películas, que aunque están un peldaño por debajo, son títulos grandes de nuestro cine: El último viaje de Robert Rylands y Cuando vuelvas a mi lado.
En su cine había mucho arte en el guión, la interpretación, las dobles lecturas de cada una de las tramas. Pero ahora todo lo que cuenta me resulta artificial, sentimentaloide y muy banal. En 15 años y un día, y en Felices 140 están sus temas de siempre, pero tratados de manera simplista. Aún le queda mucho por hacer. Seguro. Es una de las grandes directoras del cine español.
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